PROYECTO DE TP
Expediente 1330-D-2013
Sumario: ADHERIR A LAS CONMEMORACIONES POPULARES POR EL "DIA DE LA MEMORIA POR LA VERDAD Y LA JUSTICIA" QUE SE REALIZA EL 24 DE MARZO DE CADA AÑO EN TODO EL PAIS, AL CUMPLIRSE EL 37 ANIVERSARIO DEL ULTIMO GOLPE MILITAR.
Fecha: 22/03/2013
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 16
La Cámara de Diputados de la Nación
DECLARA:
Expresar adhesión a las
conmemoraciones populares por el "Día de la Memoria por la Verdad y
la Justicia" que se realiza el 24 de marzo de cada año en todo el país,
al cumplirse el 37° aniversario del último golpe militar.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
Se ha escrito y
reflexionado mucho sobre el golpe de Estado del ´76. Y esto es un
buen indicio, porque prueba que la sociedad argentina ha logrado
hacer de esta fecha trágica un día de memoria, verdad y justicia.
Una entre tantas medidas
que adoptó el ex presidente de la Nación Néstor Carlos Kirchner, fue
enviar al Congreso de la Nación la iniciativa de convertir el día 24 de
marzo en feriado nacional, instando a todos los argentinos a
reflexionar profundamente sobre ese momento histórico.
En esa
oportunidad, Néstor en el Mensaje N° 223/06, que diera lugar a la
sanción de la Ley 26.085 expresó: "El derecho a la verdad, para las
víctimas del quebrantamiento de los derechos humanos y para la
sociedad en su conjunto, tiene como correlato necesario el deber de
memoria del Estado democrático. Forma parte del patrimonio histórico
de un pueblo la memoria de su opresión y sus sufrimientos como así
también de los esfuerzos denodados por recuperar la vigencia de los
derechos humanos, el orden constitucional y la vida democrática".
Es de gran importancia
conmemorar este día y todos los 24 de marzo que vendrán, porque las
tragedias sufridas por el pueblo no terminan de expresarse y está bien
que así suceda, ya que es una forma de tener presente que tales
atropellos no deben repetirse nunca más.
El golpe del ´76 obedeció
a un plan sistémico que el genocida Jorge Rafael Videla describió hace
poco desde la prisión, el objetivo del golpe era, "con respecto al
peronismo, salir de una visión populista, demagógica" y "con relación a
la economía, ir a una economía de mercado, liberal".
Profundizando el análisis,
se pueden destacar tres ejes para comprender las implicancias del
golpe:
1) El golpe como punto de
inflexión de toda una dinámica política, social y económica que había
comenzado 30 años antes, en 1945, con el primer gobierno de Perón.
A partir de la llegada de
Perón al poder, Argentina comenzó un vertiginoso proceso de
transformación social, económica, cultural y política que no tenía
precedentes. Los trabajadores tuvieron por primera vez injerencia
directa en los asuntos del país y su nivel de vida mejoró enormemente.
La poderosa intervención de los sectores populares arrojó a toda la
sociedad en una dinámica de politización, participación y compromiso
de una intensidad tal que no tenía comparación con ningún país de la
región. Tan fuerte era este impulso que no pudo ser frenado con el
golpe contra Perón en 1955; la sociedad argentina se convirtió, a todo
nivel, en una de las más movilizadas del continente y quizá del mundo.
El peronismo era la amenaza real a la apropiación de la renta por parte
de la oligarquía; era, también y por eso mismo, la promesa y la
realidad efectiva de la justicia social.
Para "desperonizar"
realmente a la sociedad -tal como se había planteado Aramburu en
1955- había que ir excesivamente más lejos. Había que cometer un
crimen gigantesco, y lo cometieron. Desaparecieron 30 mil personas,
encarcelaron varios cientos de miles más y otros tantos debieron
exiliarse. Fue una masacre brutal. A ello se sumó la destrucción de los
derechos laborales, el aniquilamiento de la industria nacional, el
asfixiamiento del Estado por la vía del endeudamiento externo, el
remate del patrimonio público, el empobrecimiento de la población, la
censura cultural, el intento de lavado de cerebro a punta de pistola.
El golpe del ´76 se
ejecutó para desmovilizar, desmotivar y destruir a una sociedad
pujante, participativa y solidaria que se había cimentado a partir de la
irrupción del peronismo en la historia.
2) El Golpe como
expresión de la unión de intereses de los sectores conservadores de la
sociedad con actores económicos-empresariales.
El golpe del 24 de marzo
de 1976 no puede comprenderse meramente como una dictadura
militar. Gracias a una política de estado en materia de derechos
humanos, hoy podemos decir que toda la sociedad es consciente que
se trató de una dictadura cívico-militar, es decir, de un gobierno
represivo e ilegal ejecutado tanto por militares como por civiles: los
militares condujeron la represión y los civiles la economía.
Los militares cargaron con
la tarea de la represión y con el manejo de la estrategia política de
gobierno. Pero el plan económico lo redactó y ejecutó Martínez de Hoz,
economista estrella del establishment conservador en la Argentina.
Estos fueron realmente los "dos demonios" de los años 70: no la
guerrilla y los militares, como se construyó durante los años 80, sino
Videla y Martínez de Hoz, las Fuerzas Armadas volcadas al asesinato de
sus propios conciudadanos y los grupos económicos abocados a la
destrucción de la industria de su propio país. Naturalmente, para llevar
a cabo semejante tarea se apoyaron en sectores sociales cuyo
antiperonismo era extremo.
En virtud de ello, la
conquista pendiente es la investigación de todos los delitos de lesa
humanidad perpetrados por responsables civiles, lograr que se los
juzgue y se les apliquen las sanciones penales
correspondandientes.
3) El
Golpe como punto de partida de un largo proceso de disciplinamiento
social, pérdida de relevancia de los sindicatos y partidos políticos como
lugares de participación masiva y por el empobrecimiento de la
población.
El modelo de
industrialización surgido fuertemente con el peronismo a partir de 1945
no había podido ser desmantelado por las experiencias restauradoras.
Ese modelo se basaba en altos salarios de los trabajadores, un
creciente mercado interno y el control por parte del Estado de los
resortes básicos de la economía, con el fin de direccionarla hacia los
intereses de las mayorías.
La dictadura militar
provocó un flagrante retroceso de esas políticas. Entre sus primeras
medidas encontramos la desnacionalización de los depósitos y una Ley
de Entidades Financieras que terminaba con la mayoría de los
controles al sistema financiero. Si el paradigma del Estado de bienestar
estaba íntimamente ligado a la producción, el Estado que se
comenzaba a estructurar a partir del Golpe del ´76, tenía como centro
el poder financiero.
Martínez de Hoz liberó las
tasas de interés a nivel local (150%), lo que hizo que la búsqueda de
dinero se haga en el exterior, donde se conseguía a una tasa
sustancialmente menor (4%). Este dinero, que eran ganancias
originadas en la economía real, se giraba directamente al sistema
financiero gracias a la proliferación de entidades financieras. Esto
generó conductas especulativas en donde muchos empresarios
decidieron vender sus empresas, con las consecuencias sociales que
esto implica. De esta manera, asistimos al período conocido
como "Patria Financiera".
Se avanzó también en la
reducción de aranceles aduaneros, de esta manera se crearon las
condiciones para el ingreso indiscriminado de importaciones que afectó
duramente a la producción local. Se trataba de voltear definitivamente
el modelo de protección de la industria construido por el peronismo y
que, con matices, se había mantenido durante las siguientes tres
décadas. Estas medidas afectaron directamente al empresariado
mediano y pequeño permitiendo una concentración del aparato
productivo en pocas manos.
De este paquete de
medidas reaccionarias formaron parte también el congelamiento de
salarios y la liberación de precios. Es así como asistimos al viejo
esquema utilizado tantas veces: la transferencia de ingresos desde los
sectores populares hacia los sectores concentrados del capital. De los
más pobres hacia los más ricos. Estas medidas también se explican en
un contexto represivo, en donde las actividades sindicales estaban
prohibidas, y un aumento de la desocupación, lo que generó un rápido,
aunque nunca completo, disciplinamiento de los trabajadores.
Pero resulta necesario
recordar cómo revirtió la sociedad argentina las consecuencias de ese
golpe. La recuperación de la democracia fue un proceso complejo. La
sociedad, de a poco, comenzó a perder el miedo y, a comienzos de
1982, la CGT convocó a una movilización popular en el centro de
Buenos Aires que, aunque fue reprimida, mostró el agotamiento que
tenía el régimen militar. También fue un momento en que los partidos
políticos comenzaron a volver a presionar para que los militares
convocaran a elecciones. Sin embargo, es indudable que un factor de
gran desestabilización fue la guerra a la que nos sometieron por las
Islas Malvinas, a mediados del año 1982.
Después de una
propaganda gigantesca, apostando a los sentimientos nacionales de la
mayoría de los argentinos, las fuerzas armadas se mostraron
absolutamente ineficaces a la hora de hacer frente a la guerra. La
derrota en Malvinas terminó de deslegitimar a los militares frente a su
propia sociedad y abrió las puertas al retorno de la democracia.
El gobierno democrático
de Raúl Alfonsín, en 1983, logró un hecho histórico como fue la
constitución de un tribunal civil que juzgó y condenó a los principales
jerarcas de la Junta Militar, por ser responsables del asesinato,
secuestro y tortura de cientos de ciudadanos, si bien en años
posteriores se verificó un retroceso con las leyes de impunidad.
Pero las presiones de los
sectores militares, ligadas a las debilidades del gobierno de Alfonsín,
quien no supo sostener aquella conquista de justicia democrática
frente a las aberraciones del régimen dictatorial, terminaron en la
sanción de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final que dieron por
tierra con los procesos judiciales que estaban logrando poner tras las
rejas a los responsables del genocidio.
Sin
embargo y, aún en los peores momentos, cuando durante el gobierno
de Menem se indultó a los máximos jerarcas militares, la persistencia y
continuidad de la lucha de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo,
permitió que nunca se disipen las ansias de justicia, ni se detuvo la
construcción de una memoria histórica por parte de la sociedad
argentina.
Esa lucha tuvo un
momento de inflexión en 1996, cuando al cumplirse el 20 aniversario
del Golpe de Estado, y durante el auge del neoliberalismo, cientos de
miles de personas, principalmente los jóvenes, se volcaron a las calles
para pedir "memoria, verdad y justicia". La sociedad se hacía escuchar
y una nueva generación de jóvenes asumía la continuidad de la lucha
que habían iniciado las Madres y Abuelas, dos décadas atrás. Era
también, en un marco todavía adverso, el reflejo de una politización
que comenzaba a surgir en muchos jóvenes, y que resistiendo cinco
años después durante la crisis del 2001, volvería a mostrarse con una
potencialidad todavía mayor.
A partir de 2003, el
gobierno de Néstor Kirchner inició una nueva historia en materia de
Derechos Humanos. Sin intentar resumir todos los logros concretos de
esta etapa, es importante revalorizar el cambio conceptual: el Estado
asumió como propia la obligación de llevar justicia a los familiares y las
víctimas de la represión, lo que se tradujo en la multiplicación de los
juicios a los militares, policías y cómplices civiles de la dictadura a lo
largo y ancho del país. Cientos de victimarios que habían logrado huir
de los juzgados comparecieron frente a los jueces, con sus abogados y
derechos constitucionales en plenitud.
Esta política de
juzgamiento, estuvo acompañada por una reivindicación histórica, algo
tal vez tan importante como lo primero; Néstor y Cristina devolvieron a
los "desaparecidos" el lugar de militantes políticos, de jóvenes
comprometidos con un proyecto de país para todos, lo que termina de
poner en claro las causas que originaron el genocidio desatado aquel
24 de marzo 1976.
Néstor y Cristina significan
un puente entre aquella generación y la nuestra, significan también
retornar a la idea de un proyecto político de inclusión, a favor de los
pobres, del pueblo, con redistribución de la riqueza. A título
ejemplificativo basta destacar que el desempleo era del 19,4 en 2002 y
en 2012 bajo a 7,3; mientras que la pobreza era del 54% en 2003 y en
2012 bajó a 6,5% y la indigencia que en 2003 era de 27,7%, en 2012
bajó notablemente a 1,7%.
Hoy la política vuelve a
ser el eje ordenador de los reclamos del pueblo, reivindicamos las
mejores experiencias políticas de nuestra historia, y logramos que se
juzguen, condenen y encarcelen, a los responsables del golpe de
estado del ´76, algo que a los militantes de derechos humanos nos
parecía imposible.
La
decisión de convertir al 24 de marzo en un feriado nacional tiene
entonces, su razón de ser: una forma contundente de proponer a la
sociedad la obligación de no olvidar, de ubicar en un lugar preciso del
calendario el comienzo de un camino desgraciado que los argentinos
tardamos décadas en desandar y una pedagogía política para aquellos
que aún no saben qué ocurrió o qué razones alimentaron el momento
más negro de nuestra historia nacional.
El rechazo del olvido de
violaciones masivas y sistemáticas de los derechos humanos es un
aspecto esencial en la lucha contra la impunidad, la que constituye un
objetivo fundamental de la comunidad internacional en su
conjunto.
El camino de la
construcción de la memoria histórica está siempre inconcluso, la cual
lejos de ser sólo una pieza de museo, es un proceso vivo que debe
hacerse carne en cada nueva generación.
Pero lo más destacable es que el
24 de marzo se convirtió en los últimos años en una fiesta, en la que miles de
jóvenes y de familias entienden que la lucha de aquellos que perdieron la vida
no fue en vano y acompañan a las Madres y las Abuelas en el reclamo de
Memoria, Verdad y Justicia, con la alegría de sentirse parte de un proceso
histórico que sepultó la impunidad y está construyendo un país para todos y
todas. Esta es nuestra mayor victoria.
Por todo lo expuesto, solicitamos
a nuestros pares la aprobación de la presente iniciativa.
Firmante | Distrito | Bloque |
---|---|---|
DE PEDRO, EDUARDO ENRIQUE | BUENOS AIRES | FRENTE PARA LA VICTORIA - PJ |
MENDOZA, MAYRA SOLEDAD | BUENOS AIRES | FRENTE PARA LA VICTORIA - PJ |
CLERI, MARCOS | SANTA FE | FRENTE PARA LA VICTORIA - PJ |
PIETRAGALLA CORTI, HORACIO | BUENOS AIRES | FRENTE PARA LA VICTORIA - PJ |
SANTILLAN, WALTER MARCELO | TUCUMAN | FRENTE PARA LA VICTORIA - PJ |
LARROQUE, ANDRES | CIUDAD de BUENOS AIRES | FRENTE PARA LA VICTORIA - PJ |
FERNANDEZ SAGASTI, ANABEL | MENDOZA | FRENTE PARA LA VICTORIA - PJ |
ALONSO, MARIA LUZ | LA PAMPA | FRENTE PARA LA VICTORIA - PJ |
Giro a comisiones en Diputados
Comisión |
---|
DERECHOS HUMANOS Y GARANTIAS (Primera Competencia) |
Trámite en comisión (Cámara de Diputados)
Fecha | Movimiento | Resultado |
---|---|---|
02/07/2013 | DICTAMEN | Aprobados con modificaciones unificados en un solo texto como proyecto de resolución |
Dictamen
Cámara | Dictamen | Texto | Fecha |
---|---|---|---|
Diputados | Orden del Dia 2275/2013 - DICTAMEN CONJUNTO DE LOS EXPEDIENTES 1019-D-2013, 1262-D-2013, 1387-D-2013 y 1330-D-2013 | CON MODIFICACIONES; LA COMISION ACONSEJA APROBAR UN PROYECTO DE RESOLUCION; ARTICULO 114 DEL REGLAMENTO DE LA H. CAMARA DE DIPUTADOS DE LA NACION, BAE 18/2013 | 17/07/2013 |
Trámite
Cámara | Movimiento | Fecha | Resultado |
---|---|---|---|
Diputados | APROBACION ARTICULO 114 DEL REGLAMENTO DE LA H CAMARA DE DIPUTADOS; COMUNICADO EL 22/08/2013 CONJUNTAMENTE PARA LOS EXPEDIENTES 1019-D-2013, 1262-D-2013, 1387-D-2013 y 1330-D-2013 | APROBADO |