La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Expresar su beneplácito por la designación como Presidente de la Corte Penal Internacional a la Jueza Silvia Fernández de Gurmendi, en tanto se trata de la primera mujer al frente de dicho tribunal internacional.

Señor presidente:

Sr. Presidente: El 11 de marzo de 2015 la Corte Penal Internacional designó como su presidente a la jueza argentina Silvia Fernández de Gurmendi. Este nombramiento merece nuestro reconocimiento no solamente por tratarse de una compatriota sino también porque se trata de la primera mujer apuntada en el cargo.

La Corte Penal Internacional es el primer tribunal penal internacional, independiente y permanente del mundo, surge del Estatuto de Roma (1998) y busca la investigación y sanción de graves crímenes contra la humanidad.

Si bien los primeros jueces de la Corte Penal Internacional fueron nombrados recién en 2003, pasados 12 años de su existencia se nombra a una mujer como máximo referente del tribunal. Esta medida es simbólicamente representativa del lugar que deberían ocupar las mujeres en los organismos internacionales y en cargos jerárquicos en general. Hoy por hoy solamente 6 mujeres componen el tribunal pero 3 de ellas son sus máximas autoridades.

Queremos poner de resalto la importancia de que se les reconozca a las mujeres sus capacidades en igualdad con respecto a los hombres y no que queden supeditadas a ocupar cargos de menor jerarquía por su condición de género.

En la vida laboral las mujeres se enfrentan a un techo de cristal que les impide alcanzar los mismos puestos que muchos hombres, sin entrar en la discusión sobre la igual remuneración por las mismas tareas o incluso sobre la retribución por el trabajo en sí (1) . En particular, en la justicia argentina, de acuerdo a un trabajo realizado por Paola Bergallo "¿Un techo de cristal en el Poder Judicial? La selección de los jueces federales y nacionales en Buenos Aires": "Desde el 2003, las mujeres tienen a su cargo, en promedio, casi el 41 por ciento de los juzgados nacionales inferiores, pero sólo el 18 por ciento de aquéllos en el grado de apelación. La misma divergencia se observa en los juzgados federales, donde las juezas presiden un 31 por ciento de los tribunales federales inferiores y 18 por ciento de las cámaras federales de apelación. Las mujeres, además, permanecen agrupadas en los escalafones más bajos de los juzgados, cuando ellas representan un 60 por ciento del total de empleados judiciales" (2) . En este sentido, un ejemplo como el de un tribunal internacional a cuya jurisdicción la Argentina se somete, pareciera ser una buena referencia para la justicia local también.

Por los motivos expuestos, les solicito a mis colegas que me acompañen en esta expresión de beneplácito.