La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Expresar su más enérgico repudio a las declaraciones efectuadas por el genocida Jorge Rafael Videla instigando a las Fuerzas Armadas a "armarse" y "combatir" a la Presidenta de la Nación democráticamente electa por los argentinos.

Señor presidente:

En el año en el cual todos los argentinos celebramos el 30º aniversario de la recuperación democrática que llegó luego de siete años de gobierno de facto de una dictadura cívico-militar que dejó un saldo de 30.000 desaparecidos y otros tantos secuestrados y torturados, no pueden pasarse por alto las recientes declaraciones del genocida Jorge Rafael Videla -máximo responsable de aquella masacre- instigando a través de un medio periodístico a los actuales miembros de las Fuerzas Armadas a "armarse" y "combatir" a la Presidenta de la Nación elegida democráticamente por los argentinos.

Más precisamente, Videla manifestó que "en caso de continuar sosteniéndose" el "injusto encarcelamiento y denotación de los valores básicos", les pide a sus camaradas de "58 a 68 años, que aún estén en aptitud física de combatir", se armen "nuevamente en defensa de las instituciones básicas de la República" para combatir a la "presidenta Cristina y sus secuaces" quienes "continúan hundiendo a la patria en el abismo anacrónico del marxismo".

Más allá de las declaraciones instigadoras de un nuevo golpe de Estado, lo cual por sí mismas deben ser repudiadas vengan de donde vengan, el hecho de que el instigador sea el máximo responsable del último golpe de Estado que dejó 30.000 desaparecidos en lo que significó la etapa más oscura de la historia argentina, cobra una importancia superior y debe ser rechazada con más energía por parte de todas las instituciones democráticas, que están fuertemente comprometidas con la defensa del orden democrático.

En la entrevista periodística, Videla se considera un "preso político", omitiendo mencionar que se encuentra cumpliendo tres condenas penales por haber sido declarado culpable de homicidios, secuestros, torturas y robo de bebés, en juicios llevados adelante por jueces imparciales, en donde se respetó el debido proceso y su legítimo derecho de defensa.

Las declaraciones de Videla, al igual que las que hiciera hace un año en el mismo medio periodístico, forman parte de una ofensiva de sectores militares y civiles que participaron de forma activa en la dictadura cívico-militar de 1976-1983 por frenar los históricos juicios por memoria, verdad y justicia que se vienen desarrollando en la Argentina a partir de la decisión política de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, a quien -precisamente- el represor busca deponer a través de las armas.

Esta referencia de considerarse "preso político" y de pedir por una "pacificación", lo que intenta es frenar los procesos judiciales que ponen a la Argentina como ejemplo mundial en el castigo a las violaciones de los Derechos Humanos, justo en el momento en donde se empieza a poner la lupa sobre los responsables civiles de los crímenes de lesa humanidad perpetrados.

Los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner no sólo promovieron la apertura de los juicios de lesa humanidad contra los represores, sino que también pusieron fin al modelo económico neoliberal volcado a la especulación financiera y al endeudamiento externo que inauguró aquella dictadura militar y que continuaron los gobiernos democráticos posteriores hasta el 2003.

Ese modelo económico benefició claramente a los sectores más concentrados de la economía dejando un tendal de millones de argentinos desocupados, pobres y una industria destruida. No es novedad que quienes se beneficiaron con el anterior modelo insistan por cualquier vía (económica, mediática y ahora hasta instigando al alzamiento armado) para retomar esa senda que ha sido dejada atrás por este Gobierno a través de políticas muy concretas de desendeudamiento externo, fortalecimiento del rol del Estado, distribución de la riqueza, reindustrialización, etc.

Si bien las declaraciones de Videla son hechas desde la cárcel, por una persona totalmente desacreditada por la sociedad argentina, las instituciones democráticas no deben relajarse ante expresiones de esta naturaleza. No pueden pasarse por alto que, en los últimos años, los gobiernos democráticos y populares de la región han sufrido intentos concretos de golpes de Estado, que en los casos de Honduras y Paraguay han llegado a efectivizarse.

También debemos tomar conciencia de que actualmente, los golpes de Estado no se producen solamente a través de las armas, sino que pueden darse por golpes de mercado desestabilizando la macroeconomía de un país, o a través de los medios masivos de comunicación, entre otras posibilidades.

Estas declaraciones de Videla deben ponernos alerta y volcar toda nuestra energía, como institución clave de la democracia, independientemente del partido político al que representemos, para defender el orden constitucional que tanto nos costó conseguir, consolidar y que justamente se encuentra cumpliendo 30 años de aciertos, errores, aprendizajes, pero siempre bajo la estricta convicción de que los cambios y las objeciones políticas deben hacerse a través de las instituciones y dentro de las reglas democráticas. Si algo aprendimos los argentinos es que con las armas, NUNCA MÁS.

Por las razones expuestas, les pido a mis distinguidos colegas que me acompañen con este proyecto de resolución.