La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Citar, en los términos del artículo 71 de la Constitución Nacional y el artículo 204 del Reglamento de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación, al Señor Ministro Aníbal Fernández a concurrir al recinto de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación, para que informe en forma verbal acerca de sus dichos dirigiéndose al Presidente de la Cámara de Casación Penal de la Nación, Alfredo Bisordi, "Váyase; hágale un bien a la patria".

Señor presidente:

Dado que una de las características básicas para poder hablar de una "República" es la división de poderes , es que vengo a solicitar se expida el Poder Ejecutivo de la Nación sobre esta grave intromisión respecto del poder Judicial.

En las escuelas enseñan a los alumnos que los poderes establecidos por la CN son tres: legislativo, ejecutivo y judicial. Cada uno de ellos tiene funciones propias y, por lo tanto, no puede invadir el campo que les corresponde a los otros. Empecemos por tener un mínimo de respeto a lo establecido por nuestra vapuleada Constitución Nacional.

Con la división de poderes se persigue:

- Proteger la libertad y seguridad de los individuos.

- Evitar la tiranía.

- Distribuir el trabajo para hacerlo más eficiente.

Si el Poder ejecutivo procura estos principios para la ciudadanía nunca debería ejercer actos invasivos de la magnitud de los enunciados. Los únicos casos en los que éste poder puede ejercer funciones judiciales están previstos entre sus atribuciones en el Capítulo Tercero artículo 99 de la C.N. Y demás está decir que en ninguno de sus 20 incisos está previsto este supuesto.

Nuestra obligación es hacer frente a los problemas que aquejan hoy a la Nación, el pasado nos sirve en la medida en que deja de serlo, en la medida en que se torna aprendizaje y no añoranza. Como representantes de la ciudadanía no podemos permitir que se manipule y se fomente en una Nación el resentimiento.

Hay quienes prefieren soñar a trabajar, imaginarse revoluciones antes que ir cambiando lentamente este País. Pero la experiencia nos dice que ni los sueños, ni los rencores, ni las nostalgias moverán un solo ladrillo