La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

Su más profunda preocupación por las manifestaciones vertidas por el Papa Benedicto XVI, quien aseveró en el marco de su visita a Camerún, que el SIDA "es una tragedia que no se puede superar con la distribución de preservativos que, al contrario, agravan el problema".

Asimismo, este Cuerpo manifiesta su compromiso con el combate de esta epidemia y con las políticas que desarrolla el Estado, las organizaciones no gubernamentales y la comunidad internacional, tendientes a difundir y facilitar los métodos de prevención del contagio de esta enfermedad.

Señor presidente:

En su visita al continente de África, Benedicto XVI afirmó que la distribución de preservativos para prevenir nuevos casos de contagio del SIDA, no es la solución al problema, sino que más bien agrava la situación. Para el Papa, la forma de controlar la epidemia pasa por "humanizar la sexualidad con nuevos modos de comportamientos".

Las palabras mencionadas cobran especial gravedad, ya que fueron mencionadas en un continente donde habita el 67 por ciento de las 33 millones de personas que conviven con el virus y el 90 por ciento de los niños portadores en todo el mundo.

Según el Programa Conjunto de las Naciones Unidas Sobre el HIV-SIDA (ONUSIDA), la utilización del preservativo es un elemento crucial para un enfoque integral, eficaz y sostenible de la prevención del HIV, y conviene acelerar su promoción. En el año 2007, alrededor de 2,7 millones de personas se infectaron con el HIV, cerca del 45% de ellas eran jóvenes de 15 a 24 años de edad, y las mujeres están más expuestas a las infecciones que los hombres. Este método anticonceptivo es la tecnología individual disponible más eficaz para reducir la trasmisión sexual del HIV y otras infecciones de transmisión sexual. Según esta institución, el desarrollo de nuevas tecnologías de prevención como las vacunas contra el HIV y los microbicidas, continúan avanzando, pero los preservativos seguirán siendo por muchos el principal medio de prevención.

Las palabras que motivan esta declaración, mencionadas por una persona tan significativa para millones de personas, resultan un obstáculo para la lucha contra la epidemia y un peligro para los sectores más vulnerables.

Muchos países europeos reaccionaron con estupor y rechazaron las declaraciones del Papa por perjudicar la salud pública y ser contrarias a numerosas investigaciones científicas.

En virtud de lo expuesto, resulta necesario declarar nuestra preocupación por estas declaraciones que significan un retroceso en la lucha contra esta enfermedad y apoyar todas las campañas dirigidas a difundir y facilitar el uso de este método anticonceptivo.