PROYECTO DE TP
Expediente 0992-D-2015
Sumario: EXPRESAR RECHAZO POR LA DECISION DEL GOBIERNO DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMERICA DE EMITIR UNA ORDEN EJECUTIVA DECLARANDO "EMERGENCIA NACIONAL RESPECTO A LA AMENAZA EXTRAORDINARIA E INUSUAL PARA LA SEGURIDAD NACIONAL Y LA POLITICA EXTERIOR DE LOS ESTADOS UNIDOS QUE SUPONE LA SITUACION EN VENEZUELA", SIGNIFICANDO UNA AMENAZA A LA SOBERANIA NACIONAL, DE UN PAIS INDEPENDIENTE.
Fecha: 17/03/2015
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 12
La Cámara de Diputados de la Nación
DECLARA:
"Expresar rechazo y preocupación
frente a la decisión del Gobierno de Estados Unidos de emitir una Orden Ejecutiva
por la que declara "emergencia nacional respecto de la amenaza extraordinaria e
inusual para la seguridad nacional y la política exterior de los Estados Unidos que
supone la situación en Venezuela", por considerarla una amenaza a la soberanía
nacional de un país independiente y un riesgo para la paz en el continente
americano."
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
el día 8 de marzo de 2015 el
Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, emitió la Orden Ejecutiva 13692
donde encuentra que "la situación en Venezuela, incluyendo la erosión de las
garantías de derechos humanos por parte del Gobierno de Venezuela, la
persecución de los opositores políticos, restricción de la libertad de prensa, el uso
de la violencia y los derechos humanos, violaciones y abusos en respuesta a
protestas contra el gobierno, y la detención arbitraria de manifestantes contra el
gobierno, así como la presencia exacerbada de la corrupción pública, constituye
una inusual y extraordinaria amenaza a la seguridad nacional y política exterior de
los Estados Unidos".
En función de lo anterior el gobierno
norteamericano decidió declarar una emergencia nacional para hacerle frente, lo
que entró en vigencia a partir del 9 de marzo de 2015.
Motiva la presente declaración
expresar nuestro más contundente rechazo y preocupación ante dicha decisión del
gobierno norteamericano por considerarla extraña, inadmisible y atentatoria a la
soberanía de la hermana República Bolivariana de Venezuela al ser una clara
intromisión de un Estado extranjero en los asuntos internos de dicho país.
El Presidente Barack Obama,
fundamenta la decisión política de esa declaración en cuestiones como: la situación
en Venezuela, que se persiguen y reprimen a opositores políticos, que hay
restricciones a la libertad de prensa, que el gobierno produce violaciones y abusos
a los derechos humanos, así como lo que califican de presencia exacerbada de la
corrupción pública.
Queda claro que esas calificaciones de
la situación por la que estaría atravesando Venezuela suponen una mirada
particular e interesada sobre hechos internos de un país soberano.
Es interesante esta preocupación,
porque es la expresión del más evidente y caprichoso doble estándar que tiene la
principal potencia respecto a la cuestión de los derechos humanos.
Hay que recordar que Estados Unidos
suspendió la aplicación del Estatuto de Roma que crea la Corte Penal
Internaacional de La Haya para juzgar a autores de delitos de lesa humanidad y
que todavía no ratificó la Convención Interamericana de Derechos Humanos (el
Pacto de San José de Costa Rica), ni el Protocolo de Kyoto sobre cambio climático,
ni la convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra
la mujer; ni la convención sobre los Derechos del niño; ni contra la prostitución y
pornografía infantil; ni el convenio relativo a libertad sindical, negociación colectiva
y sobre edad mínima para el empleo; ni el Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales; ni la Convención sobre los Derechos de las
Personas con Discapacidad; ni el convenio Internacional para la represión de la
financiación del terrorismo, ni el convenio Internacional para la represión de los
atentados terroristas cometidos con bombas, ni el tratado de ONU sobre la
prohibición completa de los ensayos nucleares. A su vez no firmó el Protocolo del
Pacto Internacionales de Derechos Civiles y Políticos, destinado a abolir la pena de
muerte; la convención internacional contra el reclutamiento, la financiación y el
entrenamiento de mercenarios; el Convenio para la Represión de la Trata de
Personas y de la Explotación de la Prostitución Ajena.
Frente a esta potencia bélica no se
entiende cuál es la "inusual y extraordinaria amenaza a la seguridad nacional y a la
política exterior de los Estados Unidos" que los hechos internos de Venezuela
implican. Resulta absurdo e inaceptable que el presidente de los Estado Unidos
pueda llegar a la conclusión de considerar a un estado soberano como el de
Venezuela, como una amenaza a su seguridad nacional.
América es un continente de paz.
Aquí no hay confrontación bélica por cuestiones nacionales, étnicas ni religiosos.
Es un continente que está avanzando por un lento pero sostenido proceso de
integración no sólo de las economías sino principalmente de los pueblos.
La política exterior estadounidense
hacia el continente es claramente imperial, que responde a la doctrina del destino
manifiesto, donde se relativiza la soberanía y la autodeterminación en función a
sus propios intereses. "América para los americanos", dijo el ex presidente
norteamericano James Monroe en 1823 (lo que se denomina doctrina Monroe) y
es la concepción básica de esa política exterior, al considerar que América del Sur
era el patio trasero de la América del Norte y que los EE.UU eran un tutor, un
gendarme que impediría cualquier intromisión de cualquier potencia europea en el
continente, lo que en el fondo quiere decir que son ellos los únicos que sí pueden
hacerlo, lo que de hecho mantuvieron inalterable (salvo períodos excepcionales), al
menos hasta el inicio del Siglo XXI.
En este nuevo tiempo histórico
abierto en el continente con la llegada de Hugo Chávez al gobierno venezolano, de
Néstor Kirchner en el de Argentina y de Luis Inacio Lula Da Silva en Brasil por
primera vez desde nuestras independencias, nuestros países dejamos de vernos
como competencia y amenaza potencial en última instancia, para emprender
acciones colectivas y proyectos comunes, incluso, más allá del signo político de los
diferentes gobiernos de la región.
No fue casualidad que a partir de ese
momento nacieran organismos supranacionales que por primera vez asumieran la
necesidad de agruparnos por iniciativa propia y en defensa de nuestros propios
intereses y no tanto en virtud de referir a aquella tutela. La UNASUR, la CELAC, el
ALBA, el PARLATINO, el PARLASUR así como también el cambio de mirada hacia
dentro del propio MERCOSUR, son ejemplos de este cambio que nos aumentó los
márgenes de autonomía para la decisión en nuestros países.
En 1945, la Carta de las Naciones
Unidas proclamó un derecho colectivo, cuyo titular son los pueblos, "el respeto por
el principio de la igualdad de derechos y la libre determinación", garantizando así
uno de los propósitos básicos de toda la comunidad internacional, dando el
puntapié inicial a la idea de que los pueblos, como soberanos, tienen derecho a
decidir sobre sus asuntos políticos y sociales y disponer sobre la futura condición
de su país sin injerencias de gobiernos extranjeros.
Estamos convencidos de que la
integración y la unión suramericana es una herramienta necesaria para avanzar en
el desarrollo sostenible y el bienestar de nuestros pueblos, pero también tenemos
la fuerte convicción de que únicamente en una comunidad política surgida como la
consecuencia del derecho a la libre determinación es que puede existir una
situación de auténtico y real respeto a todos los derechos humanos de los pueblos,
axioma indiscutido de la política internacional.
En ese sentido es que aunamos
nuestros esfuerzos para frenar este intento intervencionista, ilegal y
antidemocrático por parte de EEUU, que desconociendo la voluntad popular,
expresada tanto en las elecciones nacionales como en las locales, se arroga el
derecho absurdo e injusto de acusar un a un gobierno elegido por el voto popular,
buscando generar de manera intencionada inestabilidad y desasosiego en la
región.
Por último, resulta necesario redoblar
nuestro apoyo a la Patria Grande, nucleada en UNASUR y CELAC y actuar en
defensa de uno de sus miembros. Por ello, afirmamos nuestra más férrea voluntad
de luchar por salvaguardar la soberanía de los pueblos latinoamericanos y
preservar la democracia de la región, de manera de garantizar los beneficios de la
libertad para nosotros, para nuestra posteridad y para todos aquellos países han
luchado por la emancipación y que hoy no se arrodillan ni rinden pleitesías a nadie.
Por lo anteriormente expuesto solicito
a mis pares acompañen esta declaración.
Firmante | Distrito | Bloque |
---|---|---|
LARROQUE, ANDRES | CIUDAD de BUENOS AIRES | FRENTE PARA LA VICTORIA - PJ |
MENDOZA, MAYRA SOLEDAD | BUENOS AIRES | FRENTE PARA LA VICTORIA - PJ |
GOMEZ BULL, MAURICIO RICARDO | SANTA CRUZ | FRENTE PARA LA VICTORIA - PJ |
GONZALEZ, JOSEFINA VICTORIA | SANTA FE | FRENTE PARA LA VICTORIA - PJ |
PEREZ, MARTIN ALEJANDRO | TIERRA DEL FUEGO | FRENTE PARA LA VICTORIA - PJ |
PIETRAGALLA CORTI, HORACIO | BUENOS AIRES | FRENTE PARA LA VICTORIA - PJ |
CLERI, MARCOS | SANTA FE | FRENTE PARA LA VICTORIA - PJ |
ALONSO, MARIA LUZ | LA PAMPA | FRENTE PARA LA VICTORIA - PJ |
CARRIZO, NILDA MABEL | TUCUMAN | FRENTE PARA LA VICTORIA - PJ |
GAILLARD, ANA CAROLINA | ENTRE RIOS | FRENTE PARA LA VICTORIA - PJ |
CABANDIE, JUAN | CIUDAD de BUENOS AIRES | FRENTE PARA LA VICTORIA - PJ |
Giro a comisiones en Diputados
Comisión |
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RELACIONES EXTERIORES Y CULTO (Primera Competencia) |
Trámite
Cámara | Movimiento | Fecha | Resultado |
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Diputados | SOLICITUD DE SER COFIRMANTE DE LA DIPUTADA GAILLARD ANA (A SUS ANTECEDENTES) | ||
Diputados | SOLICITUD DE SER COFIRMANTE DEL DIPUTADO CABANDIE JUAN (A SUS ANTECEDENTES) |