La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

La H. Cámara de Diputados de la Nación manifiesta su preocupación ante la contínua y progresiva desaparición de edificios y/o construcciones de manifiesto valor arquitectónico, que a lo largo de la historia han ido construyendo el perfil y paisaje urbano de la ciudad de Buenos Aires.

En consecuencia, insta y apoya toda iniciativa, tanto gubernamental como privada, que tienda a la preservación del patrimonio arquitectónico de la Ciudad Capital de la República.

Señor presidente:

La ciudad de Buenos Aires, capital de la República Argentina, es sin lugar a dudas una de las más bellas urbes del mundo actual. Visitada y admirada por miles de turistas de todas latitudes, motivo de orgullo para los ciudadanos de este país. Esa belleza, la admiración que provoca, los sentimientos que cobija, las vivencias inolvidables que deja al habitante y al visitante, se debe, en una gran parte, a su contorno, su perfil, su paisaje urbano. A la magia, la imaginación y el arte de sus edificios, de sus espacios verdes, de sus calles y avenidas.

Es obvio que también a su gente. Pero es el caso que aquello, el conjunto arquitectónico que a lo largo de décadas se fue construyendo, y que le ha otorgado identidad a la ciudad, se encuentra ahora en un estado de declinación progresiva, en franco peligro, debido al deterioro de los edificios, su falta de mantenimiento, la venta de los mismos y la aplicación de dichos espacios para otros proyectos, que requieren de otros tipos de construcción. Esto se traduce en la contínua y progresiva demolición de edificios verdaderamente hermosos, en su fachada y en su concepción.

Basta caminar por cualquier sector de la ciudad para observar en todo momento, el proceso de demolición. Los memoriosos dan cuenta de una devastación comenzada hace tiempo.

Y no se trata aquí de impedir el avance del progreso ni de interferir en un proceso lógico de re-acondicionamiento edilicio de cualquier urbe moderna. Se trata de propender y apoyar el recambio urbano estructural, adoptando (o reafirmando, si ya hubiera normas en este sentido) un esquema que implique, simplemente, conservar la identidad. Identidad de una ciudad a la que por cierto contribuyen a formar sus edificios emblemáticos. Aquellos que han ido dando fisonomía a un barrio, a un sector. Si a esto le agregamos que Buenos Aires tiene la suerte de que gran parte de esos edificios sean extraordinariamente bellos, resulta incongruente pensar en un progreso que arruine la belleza, el patrimonio, la cultura urbana.

Prácticamente todas las ciudades europeas, asiáticas y latinoamericanas que cuentan con edificios históricos han adoptado normas de defensa de los mismos; y además de las normas, están los movimientos ciudadanos que a diario custodian y controlan el cumplimiento de aquellas, preservando sus edificios. Incluso se propuso a Buenos Aires como para que sea incluida por UNESCO en la Lista de Patrimonio Mundial, en carácter de Paisaje Cultural. Seguramente también en el ámbito local de la capital argentina hay pautas o iniciativas para la protección (como el proyecto de la Comisión Especial de Patrimonio Arquitectónico y Paisajístico de la Legislatura de la C.A.B.A., o las acciones de las OSC Basta de Demoler, Fundación Ciudad, Asociación para la Defensa del Patrimonio Argentino, Fundación Poder Ciudadano, etc., más proyectos de leyes presentados por legisladores porteños), pero la realidad muestra, con toda simpleza, que día a día aquellas fachadas, aquellas vistas, aquellas vivencias arquitectónicas de Buenos Aires van desapareciendo.

Es por ello que se promueve esta declaración. De alarma, pero también de esperanza, para que entre todos podamos contribuir para que la hermosa Buenos Aires siga luciendo en esplendor, con el perfil urbano que le ha dado identidad y fama en el mundo.