La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

Que vería con suma satisfacción que el Poder Ejecutivo Nacional, a través del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, evaluara la posibilidad de instrumentar un índice de precios al consumidor nacional - sin carne vacuna, a fin que el referido índice no refleje las constantes variaciones en su precio, a la que está sometida en la actualidad, dado que estas variaciones no reflejan necesariamente un aumento de costos en la estructura de producción.

Señor presidente:

El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos elabora mensualmente distintos índices que reflejan la evolución de la economía y sus variaciones a través del tiempo. Uno de los más importantes y de mayor significación en la economía nacional es el índice de precios al consumidor - nivel general, el que contiene como desagregado 9 ítems, los que son mensualmente evaluados por el mencionado organismo a fin de determinar la evolución de los mismos. Todos ellos en su conjunto son recopilados, entonces, para el cálculo del índice referido constituyendo así la "canasta del índice", que es representativa de los gastos de consumo de los hogares argentinos. El diseño metodológico responde a las recomendaciones de la O.I.T. y busca reflejar los cambios en el monto de gastos que un consumidor promedio destina para mantener constante su nivel de satisfacción, utilidad, o su nivel de vida, aceptando - entre otras cosas - que puede intercambiar permanentemente su consumo entre bienes y servicios que le brindan la misma satisfacción por unidad de gasto.

Referíamos la cantidad de 9 ítems que componen el índice, y el primero y el de mayor ponderación es el referido a alimentos y bebidas con un 31,29 %, con 15 sub-ítems, y dentro de ellos el referido a carnes.

En nuestro país el consumo medio de carne por habitante anual es el más elevado del mundo, con aproximadamente 65 kg./hab/año, situación ésta que sumada al relativo elevado precio de la misma, la que a su vez se ve afectada por constantes y diarias variaciones en su cotización, lo que determina que ante cada aumento del kilo vivo, se traduzca en un aumento en el producto final, haciendo que siempre los ajustes se traduzcan en incrementos de precios. Esta combinación de hechos, hace aconsejable que a través del INDEC se elabore un índice desagiado de precios al consumidor "sin carne vacuna", a fin que el consumidor tenga una referencia de las variaciones a las que está sometida la canasta familiar, sin la contribución de uno de sus componentes, que como dijéramos está sometido a variaciones que no necesariamente responden a incrementos en la estructura de costos relativos del producto: la carne vacuna.

Por ello solicito a mis pares la aprobación del presente proyecto de declaración.