La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

Declarar un profundo repudio y preocupación por las declaraciones recientemente efectuadas por gobernadora electa de la Provincia de Catamarca, Lucía Corpacci referidas el caso María Soledad Morales.

Señor presidente:

En la noche del sábado 8 de septiembre de 1990, María Soledad Morales asistió un local bailable, en donde se organizaba una fiesta a fin de recaudar fondos para el viaje de egresados de su colegio. Dos días después, su cuerpo fue encontrado a las afueras de la ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca, semidesnudo, con su rostro desfigurado y con signos de violación.

El caso María Soledad Morales conmovió al país en 1990 y develó una trama de corrupción política, la cual involucraba a la familia del entonces gobernador de la provincia de Catamarca, Ramón Saadi.

El intento de las autoridades provinciales por encubrir el asesinato desencadenó una serie de históricas movilizaciones populares, denominadas "Marchas del Silencio" que contaron con el apoyo de amplios sectores en todo el país. Estas marchas eran lideradas por la Hermana Martha Pelloni.

Llevó casi una década desentrañar el hecho. Desde un primer momento las investigaciones fueron demoradas y manipuladas. Se tardó más de dos meses en abrir la investigación judicial, y una vez que la justicia intervino, el favoritismo hacia los posibles involucrados fue evidente. En esas condiciones un diputado nacional por Catamarca, Ángel Luque, había declarado que si su hijo hubiera sido el asesino, el cadáver no habría aparecido. El escándalo llevó a la expulsión del diputado del Congreso y a que en 1991 el gobierno nacional, a cargo entonces del presidente Carlos Menem, interviniera primero el Poder Judicial de la provincia y luego los poderes ejecutivo y legislativo, destituyendo a Ramón Saadi.

En 1996 se inició el juicio oral por el asesinato de María Soledad. Los imputados fueron Guillermo Luque y Luis Tula. La televisión nacional dio amplia cobertura al juicio transmitiéndolo en directo y registró en detalle los gestos de los jueces que evidenciaron una actitud parcial. Esta evidencia produjo un nuevo escándalo que llevó a la anulación del juicio.

En 1998, se realizó un nuevo juicio. Las condiciones políticas en el país y en la provincia habían cambiado, y el 27 de septiembre de ese año, Guillermo Luque fue condenado a 21 años de prisión por el asesinato y violación de María Soledad Morales, en tanto que Luis Tula fue condenado a 9 años de prisión como partícipe secundario del delito de violación. El fallo fue dictado por los jueces Santiago Olmedo, Jorge Alvarez Morales y Rubén Edgardo Alvarez, de la Cámara Penal II de Catamarca. Necesitaron 87 días de audiencias, por las que pasaron 372 testigos a lo largo de seis meses[1].

Las recientes declaraciones de la gobernadora electa Lucia Corpacci, aduciendo que "se siente "muy orgullosa de ser Saadi", que su apellido "no es sinónimo de mala palabra" en la provincia y que el caso del crimen de María Soledad Morales ocurrido en 1990 "no fue como lo mostraron los medios", tienen un impacto negativo sobre la cultura política de una provincia y de un país, al reivindicar el clientelismo y favoritismo reinante en ese momento y denotar el rol fundamental de las marchas del silencio y el rol de los medios de comunicación transmitiendo a una sociedad movilizada a favor de la justicia y al develar el encubrimiento de los jueces durante el primer juicio.

Por todos los argumentos expuestos, es que solicito a mis pares de este Honorable Cuerpo acompañen con su voto la presente iniciativa.

[1] Diario Clarín, 27 de febrero de 2000. Disponible en http://edant.clarin.com/diario/especiales/soledad/e- 05601d.htm