La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

Que vería con agrado que se instrumenten las medidas necesarias en forma urgente para la apertura al diálogo entre el Poder Ejecutivo Nacional y el Sector Agropecuario en procura de una solución al conflicto suscitado.

Señor presidente:

No son buenos para el país los lockouts empresarios, como no son buenas para el país las huelgas de los trabajadores. Y no son tolerables los piquetes que impiden la libre circulación de personas y/o bienes cualquiera sea quien los realice: productor, empresario, trabajador o desocupado.

Como es de público conocimiento, el conflicto entre el Poder Ejecutivo Nacional y el sector agropecuario ha llegado a niveles perjudiciales tanto para las partes en pugna como para la sociedad en su conjunto.

Las organizaciones ruralistas han perdido la conducción del reclamo, desgastadas por la falta de comunicación con el Poder Ejecutivo Nacional.

Es razonable que a una economía con preponderante participación del sector agrícola le corresponda un sistema tributario principalmente sustentado en el mismo sector. Así ha sido históricamente en la Argentina la presencia del campo a la hora de construir el producto bruto, las exportaciones y la recaudación tributaria. Este sector es quien ha colaborado en la recuperación durante las crisis económicas y financieras por las que ha atravesado nuestro país.

Y por lógica, cada vez que la demanda y los precios internacionales han sido favorables y además las condiciones climáticas ayudaron y las políticas públicas fueron consistentes con el aliento al sector, los productores agropecuarios han ganado dinero, se capitalizaron e invirtieron en el país, generando fuentes de trabajo genuino.

Intentar desincentivar la producción de un sector no implica el crecimiento de otro, puesto que hay regiones en las cuales por motivos de índole climático, geográfico, etc. resulta muy difícil el reemplazo o redireccionamiento del sistema de producción.

Es materia pendiente en nuestro país, el planeamiento y la aplicación de una política agropecuaria de desarrollo integrado consensuada con

todas y cada una de las partes involucradas, siempre contemplando las diversidades y las distintas realidades de costos en cada región del país.

El conflicto es grave, los daños son cuantiosos y no pude mirarse la situación en forma parcial. Es imprescindible e impostergable una solución. Y esa solución sólo puede surgir del diálogo, instalado con ánimo de flexibilizar posiciones, superar los prejuicios recíprocos y otorgar crédito a los compromisos que deban asumirse.

Es por ello que solicitamos la apertura del diálogo entre las partes como la única vía constructiva ante cualquier tipo de conflicto, aunando esfuerzos que permitan arribar a un acuerdo que satisfaga a todas las partes involucradas y por sobre todo, que allanen el camino hacia un crecimiento y desarrollo sostenido del sector agropecuario en beneficio del país. Concertar será la única forma de sustentar el crecimiento con equidad y el restablecimiento de la tan ansiada paz social.

Por lo expuesto, solicito a mis pares me acompañen con la aprobación del presente Proyecto de Declaración.