La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Solicitar al Poder Ejecutivo, a través de los organismos que correspondan, se sirva informar cuestiones relacionadas sobre los siguientes puntos:

1) Estudios de toxicidad que permitan detectar la presencia de componentes (cianuro, petróleo y derivados, nitrato y amoníaco por el uso de explosivos, sulfatos, metales tóxicos, no-metales, y componentes radioactivos para nombrar algunos) que podrían estar contaminando los suelos, en los cursos de agua (tanto subterráneas como superficiales) y aire, su concentración en los ecosistemas en todo el territorio nacional en zonas de influencia por la actividad minera. Discrimine por provincia, cuáles son los datos obtenidos, de qué año y cual es la fuente.

2) Información epidemiológica que permitan evaluar la cantidad de personas afectadas por ingesta e inhalación de contaminación en cursos de agua y aire en todo el territorio nacional que tengan como posible causa la minería a cielo abierto. Discrimine por provincia cuáles son los datos obtenidos entre los años 2006 y 2011 y cuál es la fuente.

3) Establecimientos sanitarios que cuentan con el protocolo correspondiente para la detección y registro de patologías asociadas a la posible ingesta e inhalación de contaminantes en cursos de agua y aire por parte de la población en todo el territorio nacional que tengan como posible causa la minería a cielo abierto.

4) Establecimientos sanitarios que cuentan con el protocolo correspondiente para el tratamiento de patologías asociadas a la posible ingesta e inhalación de contaminantes en cursos de agua y aire por parte de la población en todo el territorio nacional que tengan como posible causa la minería a cielo abierto.

Señor presidente:

El agua y el aire son recursos vitales para el ser humano, esencial para su vida, la salud básica y supervivencia, así como para la producción de alimentos y las actividades económicas.

El consumo de agua contaminada así como la inhalación de aire con altos niveles de sustancias tóxicas pueden convertirse en causa de enfermedades que pueden ocasionar problemas de salud y hasta causar la muerte. Por eso el cuidado de estos elementos para el adecuado consumo humano es tarea ineludible del Estado y materia de salud pública. Solo con el afán de graficar esta situación señalamos que la Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que el abastecimiento de agua potable insuficiente e inadecuada representa el 80% de todas las enfermedades en el mundo en desarrollo, siendo ésta una de las causas principales de enfermedades y muertes sobre todo en los niños.

En este marco debemos situar el debate actual referido la incidencia de la actividad de la minería a cielo abierto en la población.

Se evidencia sobre todo desde los gobiernos locales el especial ahínco en difundir dictámenes acerca de las bondades económicas que esta actividad estimularía para la región, no obstante es escasa la información acerca de las posibles consecuencias ambientales y por ende a la salud que esta involucraría.

Tan antigua como la minería son las consecuencias de la actividad para la salud de quienes trabajan en ella. Aunque fácilmente cuestionable si se trata de algo impuesto o aceptado, estas externalidades negativas han acompañado a los mineros desde siempre y formaban parte del riesgo conocido y asumido de la profesión.

En el caso de la minería subterránea este riesgo quedaba circunscrito a los trabajadores en contacto con la mina; no obstante en el caso de la minería a cielo abierto, la contaminación ambiental resultante del polvillo proveniente de dinamitar las montañas y del traslado continúo de camiones y vehículos industriales, extienden las consecuencias a las poblaciones que rodean el área minera y especialmente las que quedan a sotavento de los vientos dominantes.

Por tal motivo, es inevitable la exposición de los ambientes a la acción contaminante de la minería a cielo abierto afectando no solo directamente a las personas, sino también a la fauna, la flora y a las actividades productivas como la agricultura y la ganadería con lo cual aumentan los riesgos para la salud.

Las emisiones de polvillo resultante de las detonaciones están compuestas por partículas invisibles que se deposita y distribuyen en la corteza terrestre y en los cursos de agua convirtiéndose en contaminantes cuando aumenta su concentración y acumulación en los ecosistemas. Al ser estas extremadamente livianas estas partículas son fácilmente arrastradas por los vientos hacia zonas pobladas y regiones circundantes, pudiendo alcanzar distancias de cientos de kilómetros.

Por todos los motivos antes mencionados resulta indispensable contar con información estadística confiable, actualizada y sistematizada para todo el territorio nacional que permita desde el Estado contar con un mapa con las áreas expuestas a material tóxico proveniente de la minería y así delimitar zonas de riesgo.