La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Declarar en representación del Pueblo argentino el orgullo, la emoción y el beneplácito que provoca la designación del Cardenal Jorge Mario Bergoglio como Sumo Pontífice de la Iglesia Católica Romana, Papado para el que ha elegido el nombre de "Francisco I". Independientemente de nuestras creencias abogamos para que sea capaz de guiar, no solo al pueblo católico, sino de contribuir a encontrar la paz en el mundo.

Señor presidente:

Es motivo de alegría y satisfacción que un connacional haya accedido a la Jefatura de la Iglesia Católica, que sea un argentino quien haya de dirigir en el futuro sus destinos.

Alguien que inició su camino en la fe a los 21 años, cuando ingresara a la Iglesia después de alcanzar el título de técnico químico (egresó de la escuela secundaria industrial E.N.E.T Nº 27 Hipólito Yrigoyen con el título de técnico químico).

Corresponde destacar que ese hijo de un matrimonio de italianos formado por Mario (ex empleado ferroviario) y Regina (ama de casa), ese sacerdote jesuita nacido el 17 de diciembre de 1936 en la ciudad de Buenos Aires, ordenado como tal en el año 1969, y que abrazara la fe cristiana como sacerdote jesuita, es el primero que proviniendo de esa orden religiosa y no teniendo nacionalidad europea accede al Papado.

Ya en 2005 nos había llenado de orgullo el hecho de que fuera el segundo más votado después de Ratzinger, el saliente Papa Benedicto XVI.

El presente encontraba al sacerdote Jorge Mario Bergoglio como uno de los 183 cardenales de la Iglesia Católica y arzobispo de Buenos Aires, además del primado de la Argentina.

Más allá de las virtudes demostradas como sacerdote, es dable señalar que todos los argentinos hemos sabido encontrar en don Jorge Bergoglio a una persona comprometida con la realidad y los padecimientos de su gente, de ahí la admiración y el cariño que el Pueblo argentino ha aprendido a profesarle.

Por todo ello, solicito de mis pares el acompañamiento del presente proyecto.