La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Rendir homenaje y reconocimiento a María Eva Duarte de Perón al cumplirse el día 7 de mayo de 2011 el 91º aniversario de su natalicio, por su incansable espíritu de lucha, su inmensa labor realizada durante toda su vida en defensa de la justicia y la ayuda social, recordando su amor por el pueblo.

Señor presidente:

El día 7 de mayo, es la fecha en que se conmemora un nuevo natalicio de Eva Duarte de Perón y por ello, se invita a rememorar su magnífica obra política y social, así como también a reflexionar sobre el sentido de su revolucionaria tarea.

Es urgente e imprescindible promover un cambio de políticas que favorezca la equidad en la distribución de la riqueza social, la lucha contra la pobreza y la exclusión, y la igualdad de oportunidades para el desarrollo humano.

Es nuestro deber, como argentinos y legisladores nacionales, rendir homenaje a Evita en un nuevo aniversario de su nacimiento, por su intenso trabajo realizado para que la justicia social y la ayuda social fuesen una realidad.

Seguramente, los fundamentos para realizarle un homenaje superan ampliamente los límites que imponen ciertas formalidades.

Evita fue la pasión revolucionaria que inflamó la acción de hombres y mujeres, que supieron acompañar y ser protagonistas de una obra que elevó las condiciones sociales y políticas, fundamentalmente de la mujer y del trabajador argentino, a través del reconocimiento de sus derechos, de su condición de seres humanos integrales y de su rol protagónico como sujetos de transformación social.

La ayuda social a los desamparados de todo derecho se entroncaba con la firme voluntad de transformación de un gobierno orientado al logro de la independencia en el plano económico y la justicia como horizonte social común.

De esta manera, la Fundación Eva Perón motorizó la atención a los sectores más humildes de la población, especialmente a sus niños y ancianos, no como obra de graciosa concesión filantrópica, sino como reconocimiento de la dignidad humana que encarnaban y, fundamentalmente, de su consideración como sujetos sociales protagonistas de la historia.

"Siga, señora, en su lucha por los pobres, pero no olvide que esa lucha, cuando se emprende de veras, termina en la cruz." Así le dijo, en premonitoria advertencia, por agosto de 1947, el nuncio apostólico de París quien sería, años más tarde, Juan XXIII.

Y en estos tiempos que nos tocan protagonizar, donde la falta de trabajo, el endeudamiento externo, la niñez abandonada, los ancianos desamparados, la inseguridad, el deficiente sistema de salud, la falta de educación para todos y - por sobre todas las cosas - la ausencia de amor y de una auténtica justicia social son moneda corriente, es que debemos volver nuestros ojos hacia su figura, buscando en ella el aliento y la fortaleza para llevar su causa a la victoria definitiva.

Del análisis de los hechos históricos de la segunda mitad del siglo XX surge con absoluta claridad su figura y las huellas perdurables que dejó en todos los estamentos de la sociedad argentina.

La vida y la obra de los grandes hombres y mujeres subsisten siempre en el recuerdo y se trasladan más allá del tiempo. Desaparecen de la vida terrenal, pero sus ideas, pensamientos y acciones sobreviven y estampan en los pueblos su sello imborrable.

Su protagonismo en el período 17 de octubre de 1945 hasta su temprana muerte en julio de 1952 es indiscutible. Ella supo transformar su innata rebeldía con la injusticia, en acciones concretas para proteger a los más débiles; a los niños, a quienes proclamó los únicos privilegiados; a los ancianos, para quienes impulsó muchos reconocimientos en la Constitución de 1949; a los trabajadores, cuyas luchas siempre apoyó. Y además, y muy especialmente, a las mujeres, a quienes, continuando su tarea de inclusión de los excluídos, integró a la vida política después de haber impulsado decididamente el otorgamiento de sus derechos políticos.

Es por todo lo expuesto, que solicito a nuestros pares la aprobación del presente proyecto de resolución.