El Senado y Cámara de Diputados...

Artículo 1º - Declárese Monumento Histórico Nacional a la Iglesia San Nicolás de Bari, ubicada en la localidad de Guandacol, del departamento de General Felipe Varela, Provincia de La Rioja.

Art. 2º - Comuníquese al Poder Ejecutivo.

Señor presidente:

La localidad de Guandacol se encuentra al oeste de la provincia de La Rioja, entre el cordón del Famatina y la cordillera de los Andes, a 44 kilómetros de Villa Unión, sobre la ruta nacional 40 y próxima al límite con la provincia de San Juan, con quien colinda, teniendo al Oeste su límite con la República de Chile.

Como todos los poblados del Oeste, estuvo bajo el dominio e influencia de los incas. Guandacol fue un asentamiento indígena de la etnia de los capayanes, llegando a constituir una pequeña civilización agrotextilalfarera, cuyos recuerdos en metales y petroglifos son hoy mudos testigos de su cultura.

Se dice que ante el alzamiento calchaquí de 1633, Gerónimo Luis de Cabrera realizó una sangrienta represión, provocando una difícil convivencia con los aborígenes; por eso en recompensa por haber colaborado en "la pacificación" de los dueños de la tierra, don Pedro Nicolás Brizuela y Doria recibe en 1650 la merced de Guandacol y Sañogasta, lo que dio origen al vinculado, última forma nobiliaria de la República Argentina.

Según los archivos, en marzo de 1754 llega el padre Martín de Olmos y Aquilera como primer párroco estable de Guandacol.

Luego en 1781 arriba don José Francisco Echenique portando una imagen blanca, de 1,20 metro de San Nicolás de Bari. Trabaja procurando la urbanización del pueblo y también levanta una capilla.

El 6 de diciembre de 1794 llega a la zona el sacerdote doctor José María Palacio, como párroco encargado del curato de Vinchina-Guandacol. Este emprendedor sacerdote, con voluntad y sacrificio, a pesar de la falta de caminos y medios materiales, logra construir el actual templo. Después, en nombre y con la autorización del obispo (en aquella época de Santiago del Estero) consagra el templo, declarando patrono de la parroquia y del pueblo a San Nicolás de Bari.

Cabe destacar la firmeza del edificio que fue venciendo el paso de los años y los muchos terremotos característicos de zonas cordilleranas; sus paredes son de adobe, de aproximadamente 80 centímetros de espesor, construidas con los elementos proporcionados por los pobladores y con técnicas de la época. Las vigas principales de la estructura del techo son de madera de algarrobo, con encastres para su fijación. Hoy, después de más de 200 años mantiene correctamente su estructura edilicia.

El Cristo ubicado en la entrada de la iglesia es de madera tallada, el cual fue traído desde la República de Perú, por el Camino del Inca, con una importante estructura de traslado que se hizo con la mano esclava indígena, uniendo los picos altos de la cordillera. Todavía están las piedras que hacían de pirca protectora a cada lado de su trazado.

El altar lo aportó el padre Evi, desde la República de Alemania, llegando en barco al puerto de Buenos Aires en el año 1950.

Guandacol tiene un importante lugar en la historia de nuestra patria. Fue en esta localidad donde los capitanes riojanos don Francisco Zelada y don Nicolás Dávila organizaron la expedición auxiliadora, quienes en cumplimiento del plan estratégico del general San Martín partieron del pueblo el 25 de enero de 1817 y, después de cruzar la cordillera de los Andes, liberaron el 12 de febrero de 1817 del dominio español el puerto de Copiapó (Chile). Integraron sus huestes antepasados de los habitantes de este pueblo centinela de la cordillera limítrofe.

En el pueblo de Guandacol se radicó quien tuviera importante protagonismo en nuestro período histórico de la reorganización nacional, el general don Felipe Varela, quien acaudillando montoneras defendió ideales e intereses provinciales. En 1842 se casó en el histórico templo con doña Trinidad Concepción del Castillo. Se cree que los hijos fueron allí también bautizados.

Desde aquel 6 de diciembre de 1794, San Nicolás acompañó la vida de Guandacol y del hermoso, fecundo y sufrido valle del Bermejo. En todos estos años, la fecha es recordada por sus pobladores para agradecer a su Santo Patrono, entonces misas y procesiones se suceden como una demostración de esa comunión espiritual. Cabe destacar que esta imagen es del San Nicolás blanco, diferente del Santo negro, que quedo así luego de ser quemado con aceite caliente.

La antigüedad de la construcción del templo, la imagen del Santo que la preside, así como su devoción popular y, especialmente, la historia de acontecimientos que rodearon a la iglesia y al pueblo obligan a pedir el reconocimiento de la Nación a este lugar, para que sea considerado como monumento histórico nacional.

Solicito a mis pares que me acompañen en este proyecto, que se considera de estricta justicia.