La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

Su adhesión al 180º natalicio de Fray Mamerto Esquiú, el "orador de la Constitución Nacional"

Señor presidente:

Fray Mamerto Esquiú nació en Piedra Blanca, a pocos kilómetros de San Fernando del Valle de Catamarca, el 11 de mayo de 1826.

A los 10 años de edad ingresó al convento de San Francisco, donde desarrolló su vocación sacerdotal. A los 18 años comenzó a ejercer como maestro en la propia escuela del Convento de San Francisco donde cursara las primeras letras y al año siguiente (1844) ya era director, demostrando una profunda vocación docente que ejerció durante 30 años. Modificó los planes de estudio, incorporó nuevas materias y suprimió los castigos corporales (costumbre generalizada en la época). Como bibliotecario del convento, incrementó la cantidad de libros con el dinero de su magros ingresos de sacerdote.

A este hombre excepcional de profundas convicciones humanistas, la vida política de su época no podía resultarle ajena. Se ha dicho con justicia que es el orador de la Constitución por el Sermón pronunciado ante todas las autoridades de Catamarca, con motivo de la Jura de la Constitución Nacional el 9 de Julio de 1853. El gobierno de la Confederación ordenó imprimir y distribuir el texto del Sermón en todo el país. En uno de sus párrafos dice así:

"La vida y conservación del pueblo argentino dependen de que su Constitución sea fija; que no ceda al empuje de los hombres; que sea un ancla pesadísima a que esté asida esta nave, que ha tropezado en todos los escollos, que se ha estrellado en todas las costas, y que todos los vientos y todas las corrientes la han lanzado. Renunciamos con justicia a nuestra primera metrópoli; descabezamos después la República, y todos los pueblos se precipitan a apoderarse de la presa; conquistamos la soberanía nacional, después la soberanía provincial; y si no es la debilidad de nuestras campañas, habríanse erigido en nuestro suelo desierto cien estados soberanos: destruimos la monarquía, fuimos republicanos, ora unitarios, ora federales; reacción, anarquía, gobierno de un año, de dos años, triunviratos, dictaduras, oligarquías... ¡Válgame Dios! (...) Como los pueblos hemos ido los individuos reclamando soberanía para nuestro yo, ¡Y ved aquí que cada uno se hace enemigo de todos!"

Fue vicepresidente de la Convención Constituyente Provincial de 1855 y al año siguiente fue electo diputado provincial por Valle Viejo. Como diputado fue uno de los principales impulsores de la minería, el alumbrado público y la creación de escuelas.

En esta etapa también es periodista en "El Ambato" (primer periódico de Catamarca), donde escribió sobre temas educativos y religiosos.

Su vocación de pastor y docente lo acompañó a Tarija (Bolivia) donde enseñó teología y filosofía durante 11 años. En 1875 vuelve a Catamarca y al año siguiente parte a Jerusalén donde permaneció un año y medio predicando con toda la humildad y pobreza que caracterizan a la orden de los Franciscanos. A su vuelta pasó por Roma donde conoció al Papa León XIII.

De vuelta a su patria es nombrado Obispo de Córdoba (1881). En ese cargo lo sorprendió la muerte cuando regresaba de un viaje a La Rioja en 1883. Toda su vida fue un ejemplo de religiosidad y entrega a su pueblo especialmente a los más humildes, por eso su figura siempre fue recordada en su provincia y toda la Nación.

En 1890, a siete años de su muerte, se solicitó al Vaticano su beatificación y a pesar de largas demoras, hoy parece estar cercana.