La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

1. Organizar durante el período comprendido entre el 24 de marzo de 2006 y el 24 de marzo de 2007, un debate abierto mensual que congregue a pensadores, artistas, políticos, escritores, teólogos y personalidades relevantes de nuestro país y del exterior para debatir el impacto de la última dictadura militar en la Argentina actual, a 30 años del golpe de Estado de 1976.

2. Crear una Comisión organizadora en el ámbito de esta H. Cámara, que promueva la realización de dicho debate, integrada por representantes de cada uno de los bloques políticos.

3. Invitar a las provincias a enviar a sus mejores exponentes culturales y académicos para que el debate sea auténticamente plural y nacional.-

Señor presidente:

Antes que un sistema de terror, el autoritarismo es un fenómeno denaturaleza filosófica: ¿por qué unos hombres se erigen en dueños de otros? A treinta años del golpe militar del 24 de marzo de 1976, que instauró un sistema político basado en el pavor e hizo del Estado un terrorista, vale el pretexto del calendario para indagar profundamente sobre las razones que llevaron a un país respetado ante sí mismo y el mundo a convertirse en sinónimo de humillación, dolor y atraso. Aun cuando ya existen varias generaciones nacidas y educadas en libertad, el miedo también fue la marca que impregnó la conmemoración del 24 de marzo, y cada una de estas efemérides se tiñó con los rasgos del presente.

Como el ciego que tantea en la oscuridad, o el tullido que debe reaprender a andar, el país caminó de manera tambaleante, entre las ansias de libertad y los temores de un pasado en el que no sólo las personas desaparecían sino que el mismo país quedó herido de muerte en su disolución. Así caminamos a ciegas. No tanto ya por la oscuridad sino por la fragilidad del volver a empezar.

A lo largo de todos estos años, la tentación de equiparar la tragedia argentina con el nazismo alemán estuvo presente tanto en la academia como en el periodismo y la filosofía. Tal vez porque tanto las víctimas como los verdugos pueden aún ser nuestros vecinos, inquieta menos analizar el nazismo que verse involucrado por complicidad o dolor con los años en los que Argentina se desquició. Como en nuestro país todo fue oculto y oscuro, desde los campos de detención a las razones supuestamente morales de "salvar a la Patria" de la subversión, a la hora de la luz democrática las siluetas se ven como espectros, fantasmas, y el pasado que no termina de pasar impregna todo con el color y el dolor de ese pasado que se debe entender para poder dejar atrás. No como olvido sino como aprendizaje. No como el fantasma con el que nos amenazamos sino como la historia que se debe internalizar y corregir para hacer efectivo el "nunca más".

El logro de que nuestro país haya sido el que más lejos llegó en la revisión y sanción de ese pasado de terror impone la obligación de evitar los enfrentamientos que abonaron la llegada de "los salvadores de la Patria" para terminar con el "caos de la política".

Las tiranías concentran en una persona, la figura del dictador, la poderosa trinidad de Estado, Gobierno y Justicia. La vida privada se transforma en pública y se impone el control sobre lo que se debe pensar, leer, a qué Dios rezar y a quién llevar a la alcoba, en tanto se destruye la auténtica vida pública, que es la vida con los otros. Con el asesinato de la individualidad se mata también toda posibilidad de pensar libremente, y actuar en consecuencia de esa voluntad.

La postergada democratización de Argentina se cocinó al fuego lento de las urgencias económicas y el temor. Desde la ineludible y dolorosa fase inicial de la descripción del horror, el demorado despojo del miedo que todo lo contamina, a la indagación : ¿Por qué sucedió? Treinta años después también nos preguntamos: ¿Qué hacen las personas y los pueblos cuando han sido despojadas de la humanidad, vivieron bajo el terror, y a la hora de la libertad caminan entre el olvido para vivir y la memoria para no morir.? Si reconciliar es restituir lo sagrado que ha sido violado, ¿en qué momento los argentinos recuperaremos la convivencia ultrajada, sin que los fantasmas del pasado nos vuelvan a desunir?

Hoy, el hecho de que muchas de las víctimas directas de la dictadura, sobrevivientes de los campos de detención clandestina, ex presos o exiliados, tengan responsabilidad de gobierno, es una oportunidad histórica que debiera vivirse menos como revancha que como responsabilidad en la evocación. Para entender que en las penas de muerte de hoy está el "por algo será" del ayer, en las madres del dolor de la democracia están las madres de los pañuelos blancos, es necesaria una reflexión serena, madura, que al evocar no desencadene, otra vez, el enfrentamiento de los tiempos en los que Argentina se desquició. Si la política es, también, el arte de la información, debe ser obligación de este Parlamento la evocación que informe y forme nuevos ciudadanos, sea ejemplo de virtudes públicas para devolverle a la política el servicio y el heroísmo secuestrados en los años del terror.

El presente proyecto se propone llenar de voces lo que se amordazó. Este debe ser el lugar donde la sociedad dialogue con ella misma. Debemos propiciar ese diálogo, que debe ser democrático y por eso, plural. Como representantes de todos los sectores de la sociedad, es nuestra responsabilidad hacer de este Parlamento una caja de resonancia que multiplique esa diversidad de voces.

La memoria es un hecho común a todos. En honor a esa memoria, que debe ser viva, es que solicito la aprobación del presente proyecto de resolución.-