La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Solicitar al Poder Ejecutivo Nacional a fin de que, a través del organismo que corresponda, tenga a bien informar a esta Honorable Cámara de Diputados de la Nación, las cuestiones que a continuación se detallan:

Que informe a esta Honorable Cámara si existe alguna acción concreta por parte del Poder Ejecutivo destinada a la identificación de los cuerpos de soldados argentinos que se hallan enterrados en el cementerio de Darwin, en las Islas Malvinas, bajo la denominación de "Soldado Desconocido",

Cuáles serían las medidas a adoptar por parte del Ejecutivo Nacional para dar solución a esta cuestión;

Si se ha tomado conocimiento y se ha consultado a cada uno de los familiares de estos 122 personas con derecho a la identidad;

Si éste tema se encuentra dentro de la agenda sobre Malvinas generada por la Cancillería Argentina;

Señor presidente:

En pocos días se conmemorarán 30 años de la fatídica e insensata decisión de recuperar militarmente nuestras Islas Malvinas por parte de la dictadura militar que nos gobernaba por entonces.

Estoy convencido que no hay en el seno de nuestra sociedad una causa que logre unificar sus voces y sentimientos como el reclamo de la soberanía argentina sobre estas islas. Lo cual fue tenido en cuenta por el Convencional Constituyente de 1994, estableciendo claramente como política de estado, en las disposiciones transitorias, cláusula primera que: "La Nación Argentina ratifica su legítima e imprescriptible soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes, por ser parte integrante del territorio nacional. La recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de la soberanía, respetando el modo de vida de sus habitantes, y conforme a los principios del derecho internacional, constituyen un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino".

Es una voluntad y una convicción que nos acompañan desde siempre. Desde 1833 a la fecha los argentinos, generación tras generación, hemos crecido con el ánimo y la determinación de recuperar como territorio nacional a las Islas Malvinas.

En esa lucha sin tiempo, la guerra fue la peor de las decisiones. Por sus consecuencias, por sus resultados y por los dolores como nación que aún siguen vigentes. Uno de esos dramas irresueltos son las tumbas anónimas de héroes argentinos que esperan un nombre, sólo un nombre - nada más y nada menos - en el frío suelo de nuestras Islas Malvinas. Ese conflicto irracional significó la pérdida de 649 jóvenes argentinos, 234 de ellos descansan en el cementerio construido en Darwin, y más de la mitad de esas conmovedoras cruces sólo tienen como leyenda una simple y sobrecogedora frase "Soldado argentino sólo conocido por Dios".

El derecho a la identidad es uno de los principios fundamentales que tenemos como seres humanos. La cercanía de la fecha del inicio del trágico conflicto será un día de memoria por esos hechos, pero debería crecer, ampliarse en su significado y convertirse también en el inicio del camino que repare ese dolor y olvido.

Los reclamos de familiares, amigos y agrupaciones de ex - combatientes, deben ser escuchados. Existen los medios técnicos calificados para hacerlo, de prestigio internacional, y hay un mandato silencioso e indiscutible que hace necesaria esa básica reivindicación de nuestros caídos. Sólo es necesario tomar seriamente esa demanda y hacerla bandera.

Hoy, cuando asistimos a un reavivamiento del conflicto debido a las provocaciones británicas y una zigzagueante postura de nuestro gobierno ante el tema Malvinas, construir una agenda paralela alrededor de esta situación puntual, con la participación de organismos internacionales como la ONU o la Cruz Roja Internacional, constituiría sin lugar a dudas un signo de madurez para los gobernantes de ambas naciones. Y para nuestra Presidente en particular, sería una forma de demostrar que somos capaces de responder con sensatez, responsabilidad y sensibilidad a los exabruptos. Que nos guían sentimientos humanitarios fundamentales ante una tragedia como fue la guerra, porque la muerte no tiene nacionalidad, y entender que buscar una solución conjunta a este pedido no significa dejar de lado la firmeza en el reclamo por la soberanía de las islas.

Debemos entender que "Ponernos de acuerdo en una política de Estado respecto de Malvinas que cumpla con el mandato constitucional no sólo implica una adulta manifestación de cultura constitucional , sino también que tal como se expresó en el recinto constituyente 'nos convoca nuestra historia, nos convoca nuestro pasado, nos convoca nuestra tradición y nos convoca también la sangre de nuestros héroes enterrados en las Malvinas, que reclaman que luchemos permanentemente para que podamos decir que están enterrados en suelo argentino'". (Gil Domínguez, Andrés, http://www.clarin.com/opinion/Constitucion- clara-Malvinas_0_654534609.html, 28/02/2012)

La memoria es un ejercicio de construcción colectiva permanente y reconstruir la gesta de Malvinas, en toda la extensión de su significado, exige, nos exige, el necesario y obligatorio homenaje a quienes dieron todo por la patria. El derecho a la identidad es una asignatura pendiente de todos los argentinos con aquellos que fueron a Malvinas y dejaron su vida allí. Ellos fueron hijos, padres, hermanos y amigos, ellos son los herederos directos de nuestros soldados de la Independencia, ellos son nuestros héroes contemporáneos. Hagamos honor a su coraje y su memoria, por ello solicito a mis pares que aprueben el presente proyecto.