La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

1) Su más profundo pesar por la tragedia ocurrida en la hermana y vecina republica de chile por el sismo producido en la madrugada del 27 de febrero del año en curso.

2) Sus más sentidas condolencias a los familiares de las victimas del fenómeno telúrico, en especial a quienes residan en nuestro país.

3) Su inquebrantable solidaridad con el gobierno y el pueblo hermano chileno tendiente a demostrar nuevamente el sentir del pueblo argentino para con los pueblos hermanos y reafirmar su espíritu de hermandad con los países de Latinoamérica y el caribe.

4) La necesidad de requerir a la comunidad internacional para que se promueva la potenciación de las acciones mancomunadas de auxilio y apoyo a los pueblos de chile, de Haití y que tal organización de auxilio y asistencia permanezca en alerta, prevenida para cualquier contingencia que -según las circunstancias- parecieran a punto de potenciarse en la región durante los próximos tiempos.

Señor presidente:

La naturaleza, en los últimos tiempos, parece haberse ensañado con la humanidad. La diversidad de los fenómenos telúricos que afectan al mundo, es cierto, que -en muchos casos- reputan una advertencia del mismo planeta contra determinadas conductas ambientales de la misma humanidad.

Todavía no alcanzamos ni a dimensionar con claridad los costos humanos y materiales de la tragedia ocurrida en la República de Haití - causada por el cataclismo acaecido el pasado día 12 de Enero- que ocasionara una catástrofe que causara cientos de miles de muertos, otras tantos heridos y otros tantos desaparecidos, cuando hoy nos sorprende una nueva tragedia en nuestro país hermano -la República de Chile- y cuyos efectos alcanzaron tal dimensión que pudieron sentirse en casi todas las provincias de nuestro territorio nacional.

En efecto: en la madrugada del Sábado 27 de Febrero de 2010 un violento sismo de 8,8 grados en la escala de Richter sacudió a la zona central de Chile, y dejó al menos 700 muertos, numerosos heridos, un número incierto de desaparecidos y daños materiales de cuantía, hasta el momento no mensurados. El gobierno del país hermano decretó zona de catástrofe en las regiones de Valparaíso, Santiago, Ohiggins, Maule, Bio Bio y La Araucania. El terremoto se produjo a pocos días de que se cumplan 25 años del sismo que causó centenares de víctimas y destruyó varias localidades en el litoral central de Chile, el 3 de marzo de 1985.

El epicentro del sismo se situó en Copquecura, en el límite entre Bio Bio y Araucania, a 500 kilómetros de Santiago y en las siguientes 24 horas se registraron más de 400 réplicas de distinta magnitud en todo el país. Numerosas viviendas se derrumbaron, sobre todo las de adobe, en ciudades como Talca, Curicó, Temuco, en el sur, y el casco viejo de Santiago y Valparaíso.

El Festival de Viña, al cual concurren miles de ciudadanos argentinos, fue suspendido por decreto de la gobernación de Valparaíso, justamente cuando en la noche del Sábado se disponía a actuar una banda de rock de nuestro país: los Fabulosos Cadillacs.

En Santiago, el servicio de subterráneo fue suspendido. Sectores céntricos de la capital de Chile quedaron cubiertos de nubes de polvo y calles llenas de rocas desprendidas de las otrora imponentes fachadas de los edificios históricos. Muros agrietados y techos a medio caer demostraron la intensidad del movimiento de la tierra que despertó de la peor manera a la mayor parte de Chile. Numerosas personas salieron a las calles en pijamas, mientras se verificaban daños y fisuras en viviendas y edificios en Santiago. El sismo, registrado a las 3.34 de la mañana, cortó las comunicaciones en todo el país y provocó varias muertes, principalmente por derrumbes. Varias zonas del país quedaron sin comunicación telefónica y algunas también sin agua potable.

El aeropuerto de Santiago, la capital chilena, se mantuvo cerrado por un mínimo de 24 horas. La empresa LAN informó que todas sus operaciones hacia y desde Santiago de Chile se encuentran suspendidas por los daños del terremoto en el Aeropuerto Arturo Merino Benitez.

El sismo que se produjo en Chile -una vez más- se sintió en suelo argentino. Los temblores tuvieron lugar en las provincias de Río Negro, Mendoza y San Juan, donde se vivieron momentos de tensión y cortes de energía eléctrica. En la ciudad de San Juan se vivió un momento de gran confusión en el Predio Ferial donde se desarrollaba la Fiesta Nacional del Sol, donde cerca de 40 mil personas presenciaban el espectáculo de Los Nocheros, Soledad y el Chaqueño Palavecino.Hubo algunos momentos de temor y personas que tuvieron que ser atendidas por las ambulancias ubicadas cerca del escenario por desmayos y ataques de nervios. Sin embargo la gran mayoría del público permaneció en el lugar sin que hubiera heridos. En el escenario mayor, los artistas de La Fiesta, interrumpieron su actuación después de que la gente comenzara a ponerse de pie y avisaran a los gritos que temblaba el suelo.

En Mendoza, en cambio, los vecinos de la ciudad capital comenzaron a salir a la calle apenas se sintió el movimiento y se produjeron cortes de energía eléctrica, caída de paredes y desprendimientos de rocas. Además, el movimiento sísmico provocó desprendimiento de rocas y piedras en ruta 60, entre Los Libertadores y Guardia Vieja, por lo que el paso Cristo Redentor fue cerrado en las primeras horas de la mañana.

También un sismo de 6,1 grados de magnitud en la escala de Richter se registró en horas del mediodía del sábado en las ciudades de Salta y San Salvador de Jujuy. Un niño de 8 años que jugaba con dos amigos en La Merced murió ese mismo mediodía en esa localidad salteña, al ser aplastado por una pared que se desmoronó como consecuencia del sismo que sacudió esta madrugada a varias provincias de nuestro país. También se produjeron movimientos en Neuquén, Córdoba y en la mismísima Capital Federal.

Sr. Presidente, Quién suscribe esta iniciativa representa a la provincia de Santa Cruz y, si hay algo que característica a nuestra comunidad, es su constante apego a costumbres solidarias que concluyen en la hermandad, el trabajo cotidiano y la interacción -en todos los órdenes- con los miles de hermanos chilenos que conviven con nosotros en nuestro inmenso territorio. Muchos de ellos nos han hecho llegar su dolor y su desesperación ya que -desgraciadamente- las comunicaciones al momento son dificultosas, cuando no, imposibles y los moviliza la impotencia y la incertidumbre sobre la suerte de sus parientes residentes en las zonas afectadas por el cataclismo.

La mayoría de los pueblos latinos residentes en el centro y sur del continente habitan en una región expuesta permanentemente a estos y similares efectos telúricos, todos de carácter devastadores. Los sismos sufridos por Chile este sábado y por Haití son un recordatorio de que América Latina y el Caribe se cuentan entre las regiones más expuestas a terremotos en el mundo y también las más vulnerables por su situación socio ambiental.

El mapa sísmico no deja lugar a duda: una línea roja recorre el continente de sur a norte, bordeando sus costas pacíficas para llegar hasta el Caribe. En su devastador camino se encuentran Santiago, La Paz, Lima, Quito, Bogotá, Caracas y todos los países centroamericanos.

El temblor que mató a cerca de 70.000 personas en el norte de Perú, el 31 de mayo de 1970, el del 4 de febrero de 1976 en Guatemala, causante de 25.000 muertos y 3,5 millones de damnificados. El de 1985 en Ciudad de México, que mató a 10.000 personas, o el de Haití en enero de 2010, que podría haber dejado más de 300.000 muertos, son ejemplos.

Este terremoto que en esta iniciativa estamos tratando, de magnitud 8,8 en la escala Richter, fue el segundo más potente de los últimos 20 años, tras el de 9,1 grados en la escala de Richter registrado en diciembre de 2004 en las costas de Indonesia y que desencadenó el tsunami que mató a 220 mil personas.

Chile, país sísmico por excelencia, tuvo su último gran movimiento telúrico en mazo de 1985. En 1960 dio pie al terremoto de mayor intensidad en la historia moderna, con epicentro en Chillan. A las 14:55 del día sábado 22 de mayo de 1960 se produjo un movimiento sísmico cuya máxima magnitud llegó hasta los 9,5 grados en la escala de Richter y tuvo una duración de 10 minutos aproximadamente. Estudios posteriores afirmaron que dicho movimiento en realidad fue una sucesión de más de 37 terremotos cuyos epicentros se extendieron por más de 1350 km. El cataclismo devastó todo el territorio chileno entre Talca y Chiloé, es decir, más de 400.000 km².

La zona más afectada fue Valdivia y sus alrededores. En dicha ciudad, el terremoto alcanzó una intensidad de entre XI y XII grados en la escala de Mercalli. Gran parte de las construcciones de la ciudad se derrumbaron inmediatamente, mientras el río Calle-Calle se desbordaba e inundaba las calles del centro de la ciudad. En el puerto de Corral, cercano a Valdivia, el nivel del mar había subido cerca de 4 m antes de comenzar a retraerse rápidamente cerca de las 16:10 arrastrando a los barcos ubicados en la bahía (principalmente los navíos "Santiago", "San Carlos" y "Canelos". A las 16:20, una ola de 8 m de altura azotó la costa chilena entre Concepción y Chiloé a más de 150 km/h. Cientos de personas fallecieron al ser atrapados por el maremoto que destruyó pueblos en su totalidad. Diez minutos después, el mar volvió a retroceder arrastrando las ruinas de los pueblos costeros para nuevamente impactar con una ola superior a los 10 m de altura. Los navíos fueron completamente destruidos a excepción del "Canelos" que quedó encallado luego de ser arrastrado por más de 1,5 km.

La onda expansiva comenzó posteriormente a recorrer el océano Pacífico. Casi quince horas tras el evento en Valdivia, un maremoto de 10 m de altura azotó la isla de Hilo, en el archipiélago de Hawái, a más de 10.000 km de distancia del epicentro, provocando la muerte de 61 personas. Similares eventos se registraron en Japón, las Filipinas, Rapa Nui, en el estado de California, Estados Unidos, Nueva Zelanda, Samoa y las islas Marquesas.

Con esta descripción de sucesos dramáticos solo pretendo fundar el hecho de porque es indispensable que las comunidades internacionales deban prepararse en estos tiempos, ya que los antecedentes históricos evidencian que cuando estos fenómenos se desatan tienden a repetirse casi cotidianamente en un espacio temporal reducido.

Lamentablemente, Sr Presidente, creo que estamos atravesando un nuevo período catastrófico. Nuestro Planeta se hace sentir en su expresión más horrenda.

En atención a lo expuesto es que solicito a mis pares acompañen la presente iniciativa.