La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

Que vería con agrado que el Poder Ejecutivo nacional, a través de la autoridad competente, arbitre las medidas necesarias tendientes a establecer acciones conjuntas entre los Estados Partes del Mercosur y el Gobierno de la República de Bolivia, para abordar una estrategia conjunta y permanente en el control biológico del mosquito Aedes aegypti, vector del dengue y la fiebre amarilla, presente en las fronteras del Norte argentino.

Señor presidente:

Las periódicas y alarmantes reapariciones del flagelo del dengue en nuestras provincias del Noroeste y Nordeste argentinos, motivaron en diciembre de 2009 la realización de una reunión entre autoridades sanitarias y equipos técnicos de Argentina, Brasil y Paraguay, celebrada en la localidad misionera de Puerto Iguazú, donde acordaron profundizar acciones conjuntas de prevención del mencionado flagelo, además de realizar un diagnóstico sobre la incidencia de la enfermedad en los tres países.

Durante dicho encuentro y bajo el lema "Juntos por la salud: Argentina, Brasil y Paraguay. Reunión de trabajo para acciones conjuntas en fronteras" participaron avezados técnicos argentinos, brasileros y paraguayos, quienes consensuaron la idea de articular los esfuerzos, compartir estrategias, manejar la misma información y en función de ello actuar en forma conjunta cuando se presenten situaciones de brote epidémico de dengue.

Si bien la cartera sanitaria nacional viene desarrollando acciones tendientes a dar cumplimiento al Reglamento Sanitario Internacional, que establece un nuevo marco legal para las relaciones de los países miembros de la Organización Mundial de la Salud (OMS) e incluye actividades de vigilancia, información, notificación, verificación, respuesta y colaboración en las tareas que se realizan en puertos, aeropuertos y pasos fronterizos terrestres, la efectividad del manejo sanitario aumenta si se realiza con proyección regional.

Bajo la premisa que el dengue ha tomado casi toda América del Sur y que la región afronta un desafío epidemiológico y político, el Gobierno de Paraguay se comprometió a articular una estrategia en las tres fronteras que permita implementar a los equipos técnicos la misma metodología de trabajo, tener la posibilidad de realizar diagnósticos precoces y canales de información rápidos. Las posteriores condiciones climáticas de elevadas temperaturas y lluvias, propendieron a que el panorama se tornara desfavorable. Por ello, el armado de una estrategia conjunta en la que se sumen métodos sustentables de control añadirá mayor certidumbre y eficacia en la lucha contra el dengue.

En el ámbito local, en abril de 2009 el Instituto de Microbiología y Zoología Agrícola (IMyZA) del INTA Castelar desarrolló completamente un bioinsecticida que podría ser producido en gran escala para ser utilizado en el control de la fase acuática del mosquito vector del dengue. Según se informó, el bioinsecticida está basado en la bacteria entomopatógena Bacillus thuringiensis var. israelensis, que es inocua para el hombre y de mínimo impacto ambiental. El producto obtuvo muy buenos resultados en ensayos realizados en el INTA Castelar. No obstante, se aclaró que aún restaba llevar a cabo gestiones para su inscripción y uso.

Durante marzo de 2009, Brasil y Paraguay donaron toneladas de insecticidas, medicamentos y fumigadores a Bolivia durante la etapa más crítica de la epidemia, instalándose la idea de combatir la enfermedad con insecticidas ecológicos.

Por su parte, en marzo de este año la República Federativa del Brasil comunica el desarrollo de un bioinsecticida como un arma efectiva contra el dengue pues no afecta la salud humana ni el ambiente. Tal como lo afirman sus investigadores, puede usarse en cisternas caseras y en piscinas, lagunas y ríos, matando en 24 horas las larvas del mosquito Aedes aegypti, transmisor de la enfermedad. El mismo está elaborado en base a una proteína en forma de cristal, que paraliza la boca de la larva, y esporos bacterianos, que la matan por infección intestinal. La coordinadora del proyecto, Dra. Elizabeth Sanches, explicó que para 50 litros de agua se disuelven 350 miligramos del bioinsecticida. En ríos o lagunas, que exigen bombas dispersoras, la cantidad se calcula por el flujo o la extensión. Su efecto dura entre 20 y 24 días, dependiendo de las lluvias.

Por las razones expuestas, señor Presidente, y a los efectos de acordar una estrategia sanitaria regional que permita a los países más vulnerables prevenir la recurrencia de la enfermedad y controlar el vector del dengue y de la fiebre amarilla, solicito el acompañamiento de mis pares para la aprobación de la presente iniciativa.