La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

SOLICITAR AL PODER EJECUTIVO NACIONAL, A TRAVÉS DEL MINISTERIO DE RELACIONES EXTERIORES Y CULTO Y DE LA DIRECCIÓN NACIONAL DE MIGRACIONES, INFORME ACERCA DE LAS EXCEPCIONALES RESTRICCIONES QUE SUFREN LOS CIUDADANOS LIBANESES QUE REQUIEREN EL VISADO PARA INGRESAR A LA REPÚBLICA ARGENTINA, SEA COMO TURISTAS, POR TRABAJO y/o ESTUDIO O LLAMADOS POR PARIENTES RESIDENTES EN EL PAÍS E, INCLUSIVE, CIUDADANOS ARGENTINOS CON GRADO DE PARENTESCO.

Señor presidente:

La inmigración libanesa ha sido una de las más añejas y más proficuas que ha recibido el país. Llegó a la Argentina en la segunda mitad del siglo XIX y supo arraigarse como pocas. Pujante y trabajadora, dio a la Argentina empresarios, comerciantes, profesionales, escritores, profesores, científicos, políticos, Iíderes sociales y, por sobre todo, miles y miles de buena gente caracterizada por el concepto de familia, el cumplimiento de las leyes, la ejemplar convivencia y el inenarrable espíritu y vocación de trabajo. Gente, pues, dignísima.

Hace ya varios años, para un libanés conseguir visa argentina es más difícil que hallar un tesoro hundido. Según las versiones interviene el Servicio de Inteligencia por sobre el Ministerio de Relaciones Exteriores y la Dirección de Migraciones. Es que libanés se asocia a fundamentalismo político-religioso y por ende a peligrosidad. Configura un enorme y muy inicuo prejuicio ya que la inmensa mayoría de los libaneses son personas de alta capacidad y empuje laboral, profesionales, comerciantes.

Los libaneses han probado su pujanza: apenas terminó su última guerra - que se inició en coincidencia con la Guerra de Malvinas en 1982 - levantaron al país casi en un santiamén. Además, más allá de pequeños grupos fundamentalistas, la convivencia religiosa y política en El Líbano es ejemplar, al punto que el Papa Juan Pablo II bien llamó al país como "un mensaje". Un mensaje de vida, de trabajo, de convivencia.

La Argentina no es un club cerrado. Sarmiento soñaba un país de 100 millones de habitantes. Si bien pareciera que siendo sólo 40 millones tenemos problemas para convivir y prosperar, creemos que aún es una asignatura que debemos y nos debemos el incrementar nuestra demografía y distribuirla equilibradamente en nuestro vasto territorio. En ese contexto, la apertura de una corriente migratoria de origen libanés sería más que provechosa desde todos los ángulos de mira.

Obviamente, el país debe ser extremadamente cuidadoso y no permitir el ingreso de extremistas fundamentalistas. Para ello el expediente no puede ser el simplista de restringir la entrada de todos los libaneses, sino que debe separarse la paja del trigo mediante un examen de los antecedentes de cada caso. Si así se hiciere se podrían admitir a centenas de libaneses de bien y de trabajo.

Es menester que esta Cámara sea informada sobre esta situación restrictiva para los libaneses que flagrantemente viola la Constitución Nacional y las leyes. En este último aspecto, hay decenas de casos de integración familiar - que nuestra ley prevé y contempla para habilitar el ingreso y residencia - que no pueden consumarse a raíz de inconstitucionales e ilegales impedimentos por parte del Consulado en Beirut que aduce que son por "instrucciones del gobierno".

Solicitamos el respaldo para este Pedido de Informes.