La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

Profundo pesar por el fallecimiento de los 51 pasajeros, quienes perdieron su vida en la tragedia del día 22 de febrero de 2012, cuando un tren de la empresa Trenes Buenos Aires S.A embistió el paragol- pes del andén de la Estación Once. Y expresar preocupación por todos aquellos heridos que se encuentran en grave estado.

Señor presidente:

El día 22 de febrero, por motivos que están siendo investigados por la Justicia, un tren de la línea Sarmiento de la em- presa concesionaria Trenes Buenos Aires S.A (TBA) embistió el final del andén en la Estación Once. Como consecuencia de ello, 51 personas fallecieron y más de 700 resultaron heridas.

El grave accidente ocurrido en la Es- tación Once es el tercero en magnitud en la historia ferroviaria argentina y se en- marca en la compleja actualidad del sistema ferroviario.

Desde su creación, los ferrocarriles argentinos fueron una parte indispensable del desarrollo nacional, comunicando las diferentes regiones productivas del país. Alrededor de sus estaciones se fundaron cientos de pueblos en el interior del país, procurando así las condiciones de cohe- sión social necesarias para forjar el concepto de nación. Durante la primera presi- dencia de Juan Domingo Perón, el sistema de trenes fue nacionalizado y puesto al servicio de la incipiente industrialización que atravesaba la Argentina. Este avance significó una mayor integración productiva y social.

Durante aquellos años, nuestro país llegó a contar con 47.059 kilómetros de vías, la red más extensa de Latinoamérica. Con la irrupción de las Fuerzas Armadas en 1976, un nuevo proyecto económico se impuso en la administración de los trenes. Se incrementó el levantamiento de vías y se clausuraron ramales que se consideraban no rentables, como así también se suspendieron servicios de trenes de pasajeros que se dirigían, por ejemplo, al no- roeste del país.

El deterioro de la infraestructura habi- litó la discusión sobre si era necesaria la participación del capital privado en la ad- ministración ferroviaria. Fue así como, a partir de estas condiciones, en el contexto de una privatización masiva de empresas estatales durante la presidencia de Carlos Saúl Menem, los trenes comenzaron a ser gestionados por empresas privadas, quedando así el Estado sin posibilidad de dirigir las políticas ferroviarias. La crisis económico-social de 2001 profundizó el deterioro del sistema de trenes, que ya a esa altura se había reducido drásticamente a 11.000 kilómetros de vías. Tal como expresó nuestra Señora Presidenta, Dra. Cristina Fernández de Kirchner, es indis- pensable volver a contar con un sistema nacional de ferrocarriles, que recoja lo mejor de aquella experiencia previa a la dictadura militar y aporte a la profundiza- ción del modelo productivo que lleva adelante el Gobierno Nacional.

Asimismo, manifestamos nuestro pe- sar e indignación por este accidente y procuramos que la Justicia se expida con celeridad.

Es por lo expuesto que solicitamos a nuestros distinguidos colegas la aprobación del presente proyecto de declaración.