La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

En el "Día Internacional de la Mujer", realizar un homenaje a las mujeres argentinas que lucharon y luchan por la concreción de los derechos de la mujer y por una sociedad con igualdad de oportunidades y de trato entre varones y mujeres.

Señor presidente:

La decisión de elegir el 8 de Marzo como el Día Internacional de la Mujer, es en relación a varios sucesos que ocurrieron en distintas partes del mundo, en distintos años todos cercanos a esa fecha. Uno de ellos es el de un grupo de costureras de Nueva York, que en el año de 1857, apoyadas por su sindicato, decidieron tenazmente ocupar la fábrica textil en donde trabajaban, para exigir igualdad de salarios y una jornada de trabajo de 10 horas. El reclamo terminó con un incendio en el que murieron 146 costureras quemadas.

Hoy, al conmemorar un nuevo 8 de marzo, pero más de un siglo y medio después de ese trágico suceso, queremos recordar en este recinto una estadística que conmueve: en el transcurso del año 2010, 14 mujeres murieron tras ser atacadas y prendidas fuego por sus parejas o ex parejas, y otras 10 sufrieron graves lesiones en distintas provincias de nuestro país.

La agresión a las mujeres a través del fuego es una metodología que tristemente se ha actualizado y realmente sorprende su repitencia, así como los argumentos de sus asesinos: "ella se quiso quemar", "se roció con alcohol y se prendió fuego sola, yo la quise ayudar".

Según INDESO Mujer, ONG rosarina de reconocida trayectoria, desde noviembre de 2009 hasta octubre de 2010, fueron 290 los feminicidios ocurridos en Argentina, de los cuales 199 resultaron de carácter íntimo. Esto es cuando el asesino tiene o ha tenido una relación íntima, familiar o de convivencia con la víctima. El feminicidio o femicidio es la forma más extrema de violencia contra las mujeres y casi siempre lo comete un hombre vinculado afectivamente a ellas. A lo aberrante del feminicidio, se le suman los casos de agresiones por el fuego, un plus de sadismo que remonta a la Edad Media, a las muertes públicas de mujeres en las hogueras de la Inquisición, "por saber más de lo conveniente" y por lo tanto negarse a ser las mujeres que el patriarcado esperaba.

La naturalización de la violencia de género, el silencio, la falta de sanciones legales efectivas y eficientes coherentes con la problemática, son causa de muerte de mujeres, invalidez y deterioro psicológico que dañan severamente no sólo a las ellas sino también a sus hijas e hijos.

Siendo la violencia de género, una sistemática violación a los derechos humanos de las mujeres y la más aberrante expresión de discriminación sexista, nuestro primer compromiso como legisladores nacionales, en este 8 de marzo, es el de exigir la inmediata puesta en marcha con presupuesto suficiente, de la Ley de Protección Integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que se desarrollen sus relaciones interpersonales, en todo el territorio de nuestro país.

En esta nueva conmemoración del Día Internacional de la Mujer, es necesario reclamar una vez más políticas públicas, con asignación de recursos suficientes, en todos los niveles del Estado, para erradicar definitivamente la violencia que sufren las mujeres por el solo hecho de ser mujer.

Sabemos que las raíces de la violencia de género se encuentran en el proceso de socialización que ha adjudicado a las mujeres un papel secundario, subordinado en la sociedad. Todas las personas, sin excepción, estamos influenciadas por los mitos culturales que favorecen la supremacía y la violencia masculina en sociedades donde los privilegios y poder adjudicados a un sexo, no se adjudican al otro, es decir, donde se cultiva la desigualdad sexual.

Es necesario un mayor compromiso, un mayor esfuerzo, desde todos los poderes del Estado y desde la sociedad toda, para construir, en el menor plazo posible, una sociedad donde varones y mujeres tengan las mismas oportunidades y trato.

La división sexual del trabajo, sobre la que se ha estructurado la sociedad moderna, ha asignado histórica y compulsivamente el trabajo doméstico y la crianza de los hijos a las mujeres, y a los varones el trabajo para el mercado. Aún con las grandes transformaciones producidas con la incorporación al ámbito público de las mujeres, este patrón de división sexual del trabajo persiste en nuestras sociedades de modo tal que sólo se considera "trabajo" al trabajo remunerado que se realiza fuera del hogar.

Para la concreción de una mayor igualdad entre varones y mujeres en todos los ámbitos, y en todos los sectores sociales, es necesario incentivar una distribución más equitativa de las responsabilidades de cuidado en el seno familiar y promover un nuevo concepto del trabajo que incluya tanto el remunerado como el no remunerado.

La incorporación en el PBI nacional del trabajo reproductivo, la valorización del trabajo doméstico, las licencias por paternidad y los incentivos fiscales para las empresas que incorporen espacios de cuidados para niños y niñas son algunas de las herramientas con las que contamos para empezar a transitar este camino.

Asimismo, nuestro Congreso tiene pendiente la sanción de numerosas iniciativas que deben ser discutidas, consensuadas y aprobadas para concretar un marco legal y jurídico que refuerce los derechos de las mujeres.

Entre las más significativas se encuentran la modificación del Código Penal para regular la interrupción voluntaria del embarazo como lo reclama la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto; la reincorporación al Código Penal de la figura del infanticidio y la incorporación de la figura de femicidio; la creación por ley de un programa de asistencia a las víctimas de trata de personas y la modificación de la ley 26.364, para que el consentimiento dado por la víctima no constituya en ningún caso causal de eximición de responsabilidad penal y una ley que incorpore en el sistema estadístico nacional la perspectiva de género en toda la producción de información oficial.

Finalmente, entendemos que este congreso debe discutir y aprobar una ley que establezca la participación paritaria de mujeres y varones en los tres poderes del Estado. El tema de la paridad marca también un cambio en la concepción de lo que se busca. Ya el planteo no es el de garantizar un acceso mínimo de mujeres a los lugares de poder, sino que se pueda garantizar la igualdad de posibilidades para acceder a los espacios donde se discuten las normas que rigen los destinos colectivos de nuestra sociedad.

Como lo afirma la filósofa feminista, Amelia Valcárcel, "La democracia no pide que mujeres sean representadas por mujeres. La Paridad encuentra su fundamento en la justicia como imparcialidad. Quiero subrayar que no es que existen la mitad de mujeres en las sociedades políticas por lo que hay que tener un porcentaje similar de mujeres en los poderes; lo que sucede más bien es que debemos corregir y evitar que ser mujer condene al ostracismo y se convierta en una desventaja en si mismo. Como mujeres, quizá no debamos aportar a lo público nada específico ni peculiar, pero como ciudadanas y ciudadanos debemos cuidar de que nadie sea minusvalorado por el hecho de ser mujer"

En esta nueva conmemoración del "Día Internacional de la Mujer", y con los fundamentos expresados, brindamos nuestro homenaje al movimiento feminista, a todas las mujeres que lucharon y luchan por una sociedad sin discriminaciones, una sociedad donde todas y todos tengamos los mismos derechos y las mismas oportunidades y renovamos nuestro compromiso con la causa de la igualdad.