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PROYECTO DE TP


Expediente 0074-D-2007
Sumario: REGIMEN FEDERAL DE COMPENSACION POR SERVICIOS MEDIOAMBIENTALES.
Fecha: 01/03/2007
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 1
Proyecto
El Senado y Cámara de Diputados...


Régimen federal de compensación por servicios medioambientales
Capítulo I - Generalidades
Artículo 1: Objeto. LA PRESENTE LEY ESTABLECE LAS COMPENSACIONES QUE LAS PROVINCIAS DEBEN RECIBIR POR LOS SERVICIOS MEDIOAMBIENTALES QUE PRESTAN AL DESTINAR PARTE DE SU SUPERFICIE TERRITORIAL A CONSERVACIÓN DEL MEDIO AMBIENTE DENTRO DE LOS PRESUPUESTOS MÍNIMOS VIGENTES EN LA REPÚBLICA ARGENTINA, LA PRESERVACIÓN DE LOS ECOSISTEMAS Y LA PROTECCIÓN DE LA BIODIVERSIDAD.
Estas compensaciones reconocen el valor de la conservación “in situ” y retribuyen los servicios medioambientales que prestan al conjunto de la Nación las eco-regiones autóctonas al representar valores con un alto costo de mantenimiento y de oportunidad para las distintas jurisdicciones.
Artículo 2º Sujetos. Serán beneficiarias de las compensaciones dispuestas por esta ley aquellas Provincias que hayan procedido a ordenar territorialmente su superficie y sometan a distintos grados de conservación extensiones significativas de tierras representativas de eco-regiones inmersas total o parcialmente dentro de sus jurisdicciones, en el marco de los presupuestos mínimos fijados por la Nación.
Artículo 3º. Cálculo y aplicación. Para obtener el valor de la compensación por servicios ambientales se utilizará un indicador ambiental de distribución que se determinará mediante un conjunto de variables que representen la medida adecuada de la prestación ambiental efectuada, en base a los parámetros dispuestos en el artículo 16 de la presente ley.
La compensación se efectivizará en forma directa mediante una partida presupuestaria específica, y podrá ser también incluida dentro de la ley convenio de Coparticipación Federal de Impuestos.
Artículo 4º Servicios comprendidos. Serán considerados servicios medioambientales aquellos claves para mantener y mejorar la calidad de vida de los argentinos, sea por:
a) mitigación, reducción, almacenamiento y secuestro de gases de efecto invernadero, cambio climático y aumento de las temperaturas;
b) conservación de cuencas hidrográficas que hagan al régimen normal de las aguas superficiales y subsuperficiales, agua de consumo humano y de riego, cantidad, calidad y potabilidad de la misma;
c) limpieza y purificación de la contaminación urbana, tanto del aire como del ambiente en general;
d) preservación de áreas que hagan a la lucha contra la desertificación, especialmente en lo ateniente a erosión de los suelos, sea de naturaleza hídrica o eólica;
e) preservación de todas las eco-regiones de Argentina y que comprendan el conjunto, ya sean terrestres o acuáticas, marinas o continentales;
f) protección de áreas que por sus características de excepción sean consideradas prioritarias, como ser:
f.1) hábitats de comunidades o especies animales amenazadas, vulnerables, raras o en peligro de extinción, siempre de naturaleza autóctona, ya sea estable o migratoria;
f.2) que preserven paisajes sobresalientes que fomenten turismo;
f.3) que constituyan valores antropológicos o culturales asociados a ambientes naturales; y
f.4) resulten testimonio arqueológico y/o paleontológico;
g) mantener reservóreos genéticos “in situ” de especies autóctonas, que permitan la sustentabilidad en el tiempo de las mismas;
h) brindar ámbitos para el desarrollo de prácticas de aprovechamiento sustentable de los recursos naturales renovables, especialmente ligados al modo de vida tradicional de los pueblos originarios y/o pequeños productores integrados;
i) reserva de paisajes naturales y culturales de interés para la sociedad en general; y
j) protección del germoplasma de los cultivos alimenticios prehispánicos, de las plantas medicinales, forrajeras, textiles, tintóreas, etc. del patrimonio genético nativo.
Capítulo II. Definiciones
Artículo 5º. Presupuestos mínimos. A los fines de la presente ley, se entiende por “presupuestos mínimos” lo dispuesto en el artículo 6º de la ley nº 25.675.
Artículo 6º Eco-regiones. A los fines de la presente ley se entiende por eco-región a un territorio geográficamente definido en el que dominan determinadas condiciones geomorfológicas y climáticas relativamente uniformes o recurrentes, caracterizado por una fisonomía vegetal de comunidades naturales y seminaturales que comparten un grupo considerable de especies dominantes, una dinámica y condiciones generales cuyas interacciones son indispensables para su persistencia a largo plazo.
Artículo 7º Marco interpretativo. A los fines de esta ley se tomará a nivel de interpretación y como referencia general el documento de la Administración de Parques Nacionales (APN) denominado “Eco-Regiones de la Argentina” y su mapa y caracterización de 18 áreas para la República Argentina (Altos Andes, Puna, Monte de Sierras y Bolsones, Selva de Yungas, Chaco Seco, Chaco Húmedo, Selva Paranaense, Esteros del Iberá, Campos y Malezales, Delta e Islas del Paraná, Espinal, Pampa, Monte de llanuras y Mesetas, Estepa Patagónica, Bosques Patagónicos, Islas del Atlántico Sur, Mar Argentino y Antártida Argentina).
Artículo 8º. Definiciones técnicas. A los fines de la presente ley se entenderá por:
a) ecosistema: conjunto de organismos vivientes, cuyos procesos vitales se relacionan entre sí, y se desarrollan en función de los factores físicos y químicos en los que evolucionan.
b) desarrollo sustentable: el tipo de desarrollo que satisface las necesidades del presente, pero sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer las suyas. Es un desarrollo que mejora la calidad de la vida humana, pero sin exceder a la capacidad de sustento de los ecosistemas.
c) biodiversidad: variedad y variabilidad entre organismos vivos y los complejos ecológicos en los cuales ocurren.
d) hábitat: lugar donde vive un organismo. Puede significar una localización geográfica, pero también un conjunto de condiciones necesarias para la vida de un organismo o una población.
e) gases de efecto invernadero: son aquellos que producidos por la actividad del hombre crean condiciones atmosféricas adversas para el planeta.
f) resiliencia: es la capacidad de un ecosistema, comunidad o población de retomar la estabilidad luego de cesado un disturbio. Son resilientes las especies o áreas que son capaces de sobrevivir y responder a los profundos cambios ambientales verificados en sus inmediaciones
g) especies paraguas: aquellas especies que precisan un territorio muy extenso para vivir, por ello, pueden ser usadas como indicadoras en la planificación y monitoreo de acciones de conservación. Cuando se conservan poblaciones viables de especies paraguas significa que se está preservando un hábitat suficiente para numerosas especies que necesitan un territorio mucho menor
h) poblaciones viables: especies nativas, que en su niveles naturales de abundancia y distribución, que además tengan la variedad genética necesaria para seguir reproduciéndose.
i) unidades de paisaje: áreas que albergan un grupo de especies, comunidades o procesos ecológicos que difieren de otras áreas. Cada unidad de paisaje tiene condiciones climáticas, un tipo de suelo y grupo de especies características, por ello para mantener la representación de toda la riqueza de especies y comunidades naturales de una eco-región es preciso conservar porciones representativas de cada unidad de paisaje.
j) zona núcleo: bloques naturales bien conservados y suficientemente grandes para resistir las amenazas que causan la pérdida de biodiversidad. Estas áreas pueden ser privadas o públicas y deberán ser manejadas bajo protección estricta y las actividades humanas de impacto negativo deben reducirse al mínimo.
k) red de corredores biológicos: son franjas de vegetación natural que conectan entre sí las zonas núcleo y permiten con ello el intercambio genético de las especies.
l) áreas estratégicas para la conservación de la biodiversidad: están constituidas por una serie de pequeñas áreas que, aunque no lo suficientemente resilientes por estar aisladas, pueden jugar un rol estratégico en la conservación de la biodiversidad al facilitar la implementación de corredores biológicos o al aumentar la representatividad de las unidades de paisaje.
m) zonas de uso sustentable: son grandes áreas que actúan como zona de amortiguamiento y conexión que rodea a las áreas núcleo, a otras áreas de protección estricta y a los corredores biológicos. Estás áreas mantienen los procesos biológicos y prestan servicios ambientales en combinación con actividades económicas ambientalmente viables.
Capítulo III. De la restauración de la cubierta boscosa nativa
Artículo 9º Programa Nacional. Créase el Programa Nacional para la Restauración de la Cubierta Boscosa Nativa, dirigido a aquellas áreas destinadas en forma primaria a la conservación y usos secundarios del bosque y en forma diferida a la producción forestal propiamente dicha, con especies nativas, no contemplando las posibilidades descriptas para la ley nº 25.080.
Artículo 10º. Areas prioritarias. El Programa Nacional para la Restauración de la Cubierta Boscosa Nativa deberá priorizar áreas degradadas que conformen la zona de amortiguamiento y en forma especial los corredores de conectividad, indispensables para garantizar la sustentabilidad y continuidad de los ecosistema, evitando la erosión genética que puede devenir de áreas protegidas aisladas o severamente deterioradas en su composición florística original.
Artículo 11º. Areas compartidas. El Programa Nacional para la Restauración de la Cubierta Boscosa Nativa también deberá priorizar especialmente la restauración de cubiertas boscosas nativas que propenden a la consolidación de las eco-regiones, que debido a su extensión comprenden más de una Provincia y su conectividad solo será garantizada mediante prácticas antrópicas, debidamente coordinadas entre las Jurisdicciones.
Capítulo IV - Obligaciones de las Provincias
Artículo 12º Ordenamiento territorial. Para acceder a los beneficios de esta ley, cada Provincia deberá aprobar su respectivo ordenamiento territorial y disponer las áreas donde será de aplicación este régimen (zonas núcleo, red de corredores biológicos, zona de usos sustentables y áreas estratégicas para la conservación).
Artículo 13º Criterios rectores. Los ordenamientos territoriales de las Provincias deberán adecuarse a los criterios de presupuestos mínimos de la ley nº 25.675.
Artículo 14º Areas hábiles. Todas las áreas del dominio y la jurisdicción provincial o municipal, consagradas legalmente como áreas naturales protegidas, en cualquiera de sus categorías, podrán ser consideradas a los efectos de las compensaciones establecidas por la presente ley, incluyendo las reservas privadas.
Artículo 15º Usos específicos. Para acceder a las compensaciones establecidas por la presente ley, cada Provincia deberá establecer la afectación específica de los fondos correspondientes a la aplicación del indicador de compensación ambiental, fijando que los fondos se utilizarán solamente a los efectos de:
a) mantener o crear los servicios provinciales de control y vigilancia de las áreas naturales protegidas;
b) compensar a propietarios cuyos terrenos, por su valor estratégico les sea impedido las prácticas extractivas o los desmontes para dedicar los terrenos a actividades agrícolas, ganaderas o forestales;
c) adquirir nuevas extensiones de propiedades que garanticen los objetivos de esta ley;
d) fomentar prácticas conservacionistas en las áreas de amortiguamiento entre los productores que integran las mismas;
e) apoyar a los pueblos originarios a perfeccionar sus dominios y dotarlos de instrumentos que les permitan conservar su ancestral modo de vida apoyado en la conservación y aprovechamiento sustentable de los recursos naturales renovables; y
f) capacitar a los habitantes de las áreas de conservación instruyéndolos adecuadamente en la preservación del medio ambiente, para que puedan controlar el desmonte indiscriminado. Los mismos recibirán por su trabajo un sueldo con aportes jubilatorios y derecho a obra social, en retribución a su servicio a la comunidad, similar a las remuneraciones y beneficios que perciben los guardaparques que prestan servicio en distintos Parques Nacionales del país. Asimismo, se les proveerán vehículos adecuados, sistemas satelitales de control, dinero para combustible y otros elementos necesarios para el cumplimiento de sus funciones.
Capítulo V - Criterios de reparto
Artículo 16º Parámetros. A efectos de la determinación cuantitativa de las compensaciones, la autoridad de aplicación calculará el indicador tomando como criterios objetivos de reparto los siguientes parámetros:
a) la superficie provincial total relacionada con el porcentaje de áreas preservadas, la cantidad de habitantes y el tipo y el número de las explotaciones agropecuarias;
b) la contribución al mejoramiento de la calidad de vida humana;
c) el grado de cumplimiento de los presupuestos mínimos establecidos para cada eco-región;
d) la cantidad de eco-regiones comprendidas en cada Provincia;
e) la relación existente entre la riqueza en biodiversidad existente en cada Eco-región y la necesidad de superficie efectiva para sustentar a perpetuidad cada una de ellas, adjudicando una mayor ponderación en el distribuidor si es una sola Provincia quien deba hacerse cargo de cuidar toda una eco-región por sí misma;
f) el porcentaje de personas con Necesidades Básicas Insatisfechas de las zonas rurales de cada Jurisdicción;
g) el grado de conservación en que se encuentren las eco-regiones; y
h) una relación directa entre las actividades económicas principales de cada Provincia y su relación con el medio ambiente.
El indicador podrá ser modificado a medida que las Provincias vayan desarrollando y ampliando su áreas preservadas.
Capítulo VI - De la autoridad de aplicación
Artículo 17º Autoridad de aplicación. Será autoridad de aplicación de la presente ley el área de gobierno de mayor rango jerárquico en la Administración Central que entienda en el tema ambiental de la República Argentina.
Artículo 18º Consultas vinculantes y gestiones conjuntas. La autoridad de aplicación, sin perjuicio de su rol y responsabilidad respecto del presente régimen legal, deberá consultar con el Consejo Federal de Medio Ambiente (COFEMA) y la Administración de Parques Nacionales (APN):
a) los límites definitivos de las eco- regiones de la República Argentina
b) las áreas prioritarias de conservación para cada una de ellas
c) el índice de reparto de las compensaciones a la prestación de servicios medio ambientales
d) los proyectos y corredores
Asimismo, la autoridad de aplicación deberá, en conjunto con COFEMA y APN:
a) acercar las partes para discutir y conformar la conservación integral en aquellas Eco-regiones donde el tamaño exceda los límites de una Provincia
b) mediar entre las partes por problemas devenidos de la conservación (o su falta) entre una y otra Jurisdicción.
Artículo 19º Proyectos transfronterizos. La autoridad de aplicación podrá formular, promover y proponer proyectos de conservación transfronterizos con los países vecinos y en los cuales cumplan una parte de su ciclo vital las especies silvestres migratorias.
Artículo 20º Equipo multidisciplinario. La autoridad de aplicación deberá conformar un área de naturaleza multidisciplinario entre sus profesionales, expertos y contratados “ad hoc” a fines de monitorear y controlar el cumplimiento de los objetivos de la presente ley, pudiendo proponer o aceptar nuevas unidades o formas de manejo.
Artículo 21º De forma. Comuníquese al Poder Ejecutivo.

FUNDAMENTOS

Proyecto
Señor presidente:


La gran revolución denominada “neolítica” permitió al hombre domesticar y cultivar las primeras especies vegetales (cereales) y animales, lo que cambió sustancialmente al ser humano y permitió el nacimiento de su cultura, con la creación de las primeras ciudades, la escritura, las grandes religiones, etc. Este hecho ocurrió entre los 8.000 y 10.000 años antes de Cristo, la más conocida es la media luna de las tierras fértiles en el medio oriente (trigo, cebada, cabras, ovejas) y que dio paso a la cultura occidental y cristiana. Sin embargo en otras partes del globo se dio el mismo proceso, en el oriente con los cultivos de arroz y soja, en América con el maíz y la papa y en África con el mijo, entre los principales cultivos y más o menos en los mismos tiempos.
Sin embargo, este hecho generalmente visto y analizado con gran auspicio por todos los historiadores, no tuvo en cuenta una consecuencia negativa importante que imponía el cultivo y la cría de animales: la erosión de los suelos, hizo desparecer bosques enteros, alteró las cuencas hídricas y depredó la fauna hasta ocasionar la extinción local de muchas especies. No por nada los lugares donde prácticamente “nació” la humanidad y el hombre actual, son hoy verdaderos desiertos y de “tierras fértiles” solo les queda el nombre, las grandes culturas y la ciudades más antiguas del mundo han desaparecido, al igual que las primeras ciudades, pero también aquí cuando llegaron los conquistadores españoles a América, el Imperio Maya prácticamente había desparecido y sus grandes y hermosas construcciones eran “devoradas” por la selva, debido a estas prácticas.
En todos los lugares la Revolución Neolítica trajo cultura, ciudades, filósofos, pensadores, bibliotecas, etc. pero el medio ambiente sufrió siempre las mismas consecuencias nefastas: ejemplificadas en la erosión de los suelos. Quizá el ejemplo del árbol más importante del mundo antiguo el “Cedro del Líbano” que permitió, entre muchas obras, la construcción del Templo de Salomón en Jerusalén, llegó prácticamente a desaparecer, en 1940 solo quedaban 7 u 8 ejemplares en monasterios remotos. La frase muy utilizada en las campañas de concientización ambiental “los bosques preceden a la civilización y los desiertos las continúan” ilustra precisamente lo que se ha intentado describir muy clara y sintéticamente.
Los autores clásicos dejaron testimonios en sus obras inmortales de la destrucción de los bosques helénicos y el deterioro de las islas sobre todo, al ser “lavado” sus suelos hacia el fondo del mar. Sin embargo parece ser que el primer antecedente de la conservación radica en el quinto edicto del Emperador Ashoka (274 a.C.) que introdujo el budismo en la India, dando protección a todos los animales silvestres y a los bosques, con característica de lo que hoy serían verdaderas reservas naturales estrictas.
En la Europa de la Edad Media, el proceso de deforestación y eliminación de la fauna, llevó por principios no tan ejemplares como el anterior, a los monarcas y señores feudales a dictar leyes y formar “cotos de caza”, donde no tenía acceso el común de la gente. El esfuerzo conservacionista más notables de estos tiempos más cercano lo dieron los reyes polacos entre los siglos XIII y XVI para preservar el “uro”, el antecedente silvestre del ganado bovino doméstico y del que quedaban unos pocos ejemplares tan solo en ese país. Sin embargo la primer “reserva natural” reconocida es el Bosque de Fountainebleu, de 624 hectáreas, en las afueras de París, establecida por el Emperador de Francia a influjo de un grupo de pintores.
Pero será el recién desde mediados del siglo XIX que se comienzan verdaderas cruzadas para crear santuarios de la naturaleza. En agosto de 1870 un grupo de personalidades, oficiales y privadas, emprendió una travesía a un lugar remoto y misterioso del noroeste de los Estados Unidos en una zona montañosa en donde nacen los ríos Yellowstone, Snake y Wind, encontraron una fabulosa comarca donde profundos cañones fluviales alternaban con estruendosas cascadas, con suaves valles, con límpidos lagos, sobrecogedores géiseres (fuentes intermitentes de agua caliente) hermosos bosques y espectaculares manadas de grandes mamíferos. Ante las especulaciones que se hacían sobre el descubrimiento que habían hecho, un prestigioso juez de Montana, de nombre Cornelius Hodges, opinó que ninguna porción de ese territorio debería ser propiedad privada, sino que la totalidad debería ser preservada, como un gran “parque nacional” perteneciente a toda la comunidad. Bajo este principio rector, en su figura legal y conceptual nació el Parque Nacional Yellowstone, por disposición del Congreso de la Unión “dedicado y reservado como parque público o sitio de esparcimiento para el beneficio y goce del pueblo” siendo esta la primer idea definida sobre el tema de conservación y preservación.
Los devastadores avances del hombre blanco en la gran pradera norteamericana y la extinción de algunas especies llevó tanto a EE.UU. como a Canadá a ir creando sucesivas áreas de preservación. En la ley de creación del Servicio de Parques Nacionales en los EE.UU., en 1916, se fijó que el Estado titulaba y se encargaba de hacer cumplir los postulados de la ley, dándosele la misión “conservar el paisaje y los objetos naturales e históricos y la vida silvestre dentro de ellos, para que puedan ser disfrutados por la presente y futuras generaciones”
El primer concepto que queda claro es que se priorizaban áreas de gran belleza escénica, con grandes dimensiones y aún cuando estas grandes reservas permitían una razonable conservación de los ecosistemas, con sus constituyentes florísticos y faunísticos, este no es el rol prioritario de estas unidades. El segundo tópico es que se excluía todo tipo de uso que implicara el consumo de los recursos naturales y con cuidadosa vigilancia se impedía la invasión de actividades extractivas, se aseguraba entonces solamente la visita al uso público y sus únicos desarrollos permitidos serían aquellos necesarios para la atención y comodidad del visitante. Por lo tanto la preocupación del manejo del medio ambiente silvestre no se extendía más allá de los límites de los parques, que se convertían en murallas que aislaran estos “paraísos naturales para regocijo del espíritu”, del degradado mundo exterior. Se pone en especial énfasis en el goce de estas áreas por el pueblo, no solo se permitían, sino que se estimulaba su visita, esta insistencia en el uso cultural y recreativo, ha inspirado a aumentar su valoración pública y con ello encuentra su principal soporte político. Por último, se destaca que la protección de esos santuarios naturales quedaban en la más alta autoridad nacional, dado que los estados o provincias y/o las municipalidades parecían más susceptibles que el gobierno nacional ante las presiones de intereses locales o particulares. De modo que la idea primera de la conservación se basa en resguardar lo mejor del patrimonio natural del país, contribuir al desarrollo de un sentido de pertenencia nacional, desarrollar las comunidades vecinas al área y ser fuente creadoras de riqueza para el país.
Era tal la degradación de los lugares vecinos por la antropización “colonizadora” que el “parque”, en este primer concepto, no encuentra al ser humano en su concepción integral como aliado, sino como un potencial depredador que había que controlar, vigilar y solamente se le permitía el acceso (restringido) a determinados lugares de interés público.
El concepto descripto se fue desarrollando en el Mundo, así, Australia y Nueva Zelanda fueron los primeros en continuar la idea, Argentina a través del célebre Perito Francisco Moreno en 1903, al donar tierras de su pertenencia permite la posterior creación del “Parque Nacional del Sur” hoy “Nahuel Huapi” (primer parque sudamericano) y en 1909 Carlos Thays formula la idea del futuro Parque Nacional Iguazú, con posterioridad Europa empieza a crear sus primeros parques nacionales (Suiza, Italia, Polonia). En África la situación fue diferente porque allí sí se preocuparon ante la rápida desaparición de las inmensas manadas de grandes mamíferos, Paul Kruger, Presidente de la República de Transvaal, propuso medidas conservacionistas a fines del siglo XIX y logró que incluso superaran las desventuras de la guerra de los bóers., (Pongola y Sabié) y hoy conforman el prestigioso Parque Kruger, le siguieron Kenya, Natal, Tangañyka, etc.
En la segunda década del siglo XX nacen los primeros parques nacionales de Asia, región donde la economía rural y las altas densidades poblacionales conforman una escasa posibilidad de reservar tierras para la preservación, sin embargo primero India, luego Indonesia, Ceilán, Malasia, Camboya, Filipinas y hasta el superpoblado Japón crea el Parque Fuji que preserva el monte homónimo, principal rasgo paisajístico de este país. En nuestro país las primeras concreciones datan de 1934 (cuando realmente se efectiviza la donación del Perito Moreno) mediante la ley 12.103, que creó la Dirección de Parques Nacionales y que dice taxativamente “podrá declararse parque o reservas nacionales aquella porciones del territorio de la Nación que por su extraordinaria belleza, o en razón de algún interés científico determinado, sean dignas de ser conservadas para uso y goce de la población de la República”.
Por lo tanto fueron los grandiosos paisajes naturales los que motivaron la creación del conjunto de parques (1937) que consolidaron a los preexistentes Iguazú y Nahuel Huapi: Lanin., Puelo, Los Alerces, Perito Moreno y Glaciares, de grandes extensiones, en zonas de frontera y protegiendo, casi todos, a la misma eco-región. El entonces Presidente de la Administración de Parques Nacionales, Ezequiel Bustillo además buscaba mediante inversiones del Estado, atraer el turismo y fomentar el desarrollo de esas áreas, en función de las disputas territoriales con el vecino país de Chile y el (escaso) poblamiento de las mismas, y además con mayoría de familias de esa nacionalidad, por eso se estima consiguió los extraordinarios recursos que utilizó en forma magnífica para desarrollar las ciudades de Bariloche, Esquel, El Calafate, etc. Es decir que la preservación formal en Argentina nace casi como una consecuencia geopolítica, para consolidar áreas de frontera, establecer gente y preservar magníficos paisajes naturales. Al igual que en los EE.UU. y Canadá no interesaba tanto la conservación de la rica biodiversidad, sino la preservación de los paisajes. Debido a esto es que hay eco-regiones preservadas por demás, como los Bosques Patagónicos y otras que ni siquiera tienen preservación formal en Argentina.
El concepto de parque nacional fue ganando prestigio como área protegida eficaz, por la factibilidad de su fórmula y por ser el destino preferido de los turistas, sin embargo se empezó a visualizar que países pequeños o demasiados poblados o por otras circunstancias socio-políticas tenían que flexibilizar el concepto, porque era imposible aplicarlo en su integralidad. En la X Asamblea General de la Unión Mundial por la Naturaleza (UICN) realizada en Nueva Delhi en 1969, tras largas discusiones, se definió concretamente a los Parques Nacionales, pero además se crearon otras formas de conservación. Se dio así el primer paso hacia nuevas formas de la preservación. Por primera se pensó en el ser humano y en sus diversas formas de integración con el medio ambiente, especialmente rescatando las figuras de los vecinos, comunidades locales y los pueblos originarios. De ahora en más la categoría de parques nacionales, era una categoría más de la preservación y no la única.
La Unión Mundial por la Naturaleza (UICN) como máximo cuerpo técnico internacional (no gubernamental) en materia de conservación, fue estableciendo categorías bien definidas en función de sus objetivos y regímenes de funcionamiento. Así la Categoría I (Reserva Natural Estricta) es la más dura y debido a la fragilidad extrema del ecosistema preservado, solo admite investigación científica regulada, hasta la Categoría IV (Reserva Natural de Recursos Manejados) en que se permite un uso racional extractivo y sustentable de ciertos recursos, que posibiliten los desarrollos humanos locales. Recién en 1994 se produjo la categorización definitiva, que comprende figuras “duras” como la Reserva Natural Estricta o Científica, los Parques Nacionales o Provinciales y los Monumentos Naturales Nacional o Provincial y en las figuras más “blandas”, es decir no estrictas, encontramos la Reserva Natural Manejada, el Paisaje Protegido, las Reservas de Recursos, las Reservas Naturales- Culturales, las de Uso Múltiple, la Reserva de Biosfera y el Sitio del Patrimonio Mundial. Hacia 1980 queda ya casi universalmente aceptada como principal razón de ser de todos los tipos de áreas naturales protegidas, la conservación de la diversidad biológica y de su medio natural
Pero también se hacía evidente que ni siquiera los parques nacionales llegarían a conservar su biodiversidad completa si llegasen a quedar como “islas” rodeadas de tierras intensamente trabajadas por el hombre y donde se hiciera un uso insustentable de los recursos naturales. Ni siquiera parece que los más extendidos y grandes lo fueran lo suficiente como para contener dentro de sí los procesos evolutivos y ecológicos.
En el tercer congreso Mundial de Parques Nacionales se impuso entonces el concepto de “zonas de conservación” donde el parque, como área no manipulada, constituía un corazón alrededor del cual se extenderían fajas concéntricas con un creciente grado de manipulación hacia su periferia. Este concepto fue adoptado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA- UNEP) bajo la forma de sus “Reservas de Biosfera”. Aún cuando este modelo permanece como el ideal al que se debería tender, en la práctica ha resultado difícil de implementar por la dificultad de lograr, que en las zonas de transición, los aprovechamientos de recursos naturales sean de tipo sustentable, compatible con la conservación pretendida y que tales emprendimientos resistan a las presiones económicas que demandan usos más intensivos. No debe sorprender entonces que la mayoría de las áreas del mundo designadas como Reservas de Biosfera no estén funcionando verdaderamente como tales. Y es lo que se observa hoy en nuestro país, a medida que el negocio agrícola se consolidó (de la soja especialmente) y se contó con una nueva batería de insumos y tecnologías para producirla en zonas consideradas antiguamente como “no aptas”, el proceso de agriculturización, con los consiguientes desmontes, se desarrolló en forma impresionante, poniendo en riesgo no solo montes o selvas, sino directamente eco- sistema completos, como analizaremos más adelante.
El concepto más nuevo que se está intentando imponer en el mundo, casi como una expansión de la “zona de conservación” es el del “ordenamiento territorial” o “planeamiento bio-regional” más amplio aún, que procura mediante la planificación compatibilizar las necesidades de índole socio- económica de la población y su expansión demográfica, con los requerimientos de la conservación. Como se puede ver el pensamiento ecológico-ambiental también sufre transmutaciones, cambios e innovaciones y el importante avance que se logra es incorporar al Hombre en su total dimensión en la problemática de la conservación.
El IV Congreso Mundial de Parques Nacionales, en Caracas, Venezuela en 1992 expone los ajustes conceptuales más modernos y así en sus recomendaciones se pone énfasis, en que los sistemas de áreas protegidas tienen como principal objeto la conservación de la diversidad biológica de cada país. En efecto, entre sus conclusiones principales se halla que “los gobiernos harán de la protección de la diversidad biológica el principio fundamental para identificación, establecimiento, manejo y uso publico de los parques y otras áreas naturales protegidas”. De esta recomendación en nuestro país surgen los Parques Protectores y no solamente los “Parques estrellas” de preservación de escenarios de gran belleza escénica y por tal muy visitados por los turistas, nacen así el Parque Nacional Los Cardones, en Salta, Talampaya en La Rioja, Copo en Santiago del Estero, Sierras de las Quijadas en San Luis, Quebrada del Condorito en Córdoba, Los Alisos en Tucumán, San Guillermo en San Juan, etc. que son sitios muy interesantes para el concepto de salvaguardar la biodiversidad, eventualmente servirán para atraer el turismo, conservar cuencas hidrográficas, etc. Es decir, se empezó a poner en valor otros conceptos, además del tradicional de “barrera fronteriza” o geopolítica. También Caracas recomienda procurar un mejor inserción de cada área protegida con su entorno social, asegurar que las comunidades locales reciban un trato justo y que sean especialmente beneficiarias de las oportunidades económicas y de empleo que de las áreas protegidas se deriven. Hace hincapié que en su planificación se respete las culturas y economías locales y se promueva la participación comunitaria de las mismas, recomienda integrar mejor las áreas protegidas en el planeamiento regional y en el manejo de las cuencas hídricas. Insta a adoptar políticas que hagan del turismo una herramienta de conservación y asegurar que todos los beneficios (económicos, sociales y otros) generados o derivados de las áreas protegidas sean debidamente cuantificados y puesto en conocimiento de todos. En síntesis el IV Congreso recomienda abandonar el viejo concepto de los límites de las áreas protegidas como punto final del quehacer del manejo de estas y concebir que su sustentabilidad, así como el cumplimiento de su función, dependen también de la integración que ésta logre con el medio circundante en lo político, lo económico y lo social. Y de este importante y novedoso concepto empieza a transitarse un nuevo camino en lo ambiental, en la forma de hacer ecología y trabajar para un mundo mejor cuali y cuantitativamente.
De acuerdo a los nuevos lineamientos del pensamiento ecológico se fueron dando modelos destinados fundamentalmente a integrar al ser humano a la conservación y sus beneficios y para proteger la biodiversidad. Uno de los países que mas desarrolla estos nuevos conceptos es la República de Costa Rica, allí nacen, en algunos casos, las nuevas tendencias ambientales, con un profundo respeto por las culturales locales y tratando de integrar plenamente, en todos los recursos que aporta el turismo y otras actividades relacionadas con el medio ambiente, a los individuos y poblaciones cercanas a las áreas naturales protegidas. Nacen así los modelos de co-manejo y co-gestión para los Parques, es decir la plena participación de los “locales” en co-manejar o conducir un Parque y en la co-gestión específica de un área determinada dentro del mismo. Tanto llega a desarrollar el país centroamericano estas nuevas posibilidades que también se las conoce como “modelo Costa Rica”. La creatividad puesta de manifiesto va transformando los “problemas” en soluciones y la población vecinas a las áreas naturales protegidas, que anteriormente se sentían desplazadas, casi cercadas o impedidas de entrar en lugares que siempre les fueron propios, ahora encuentran beneficios, empleo, posibilidades y desarrollo. A tan alto llegaron en la perfección de estos modelos que conformaron el primer “cluster” eco- turístico del mundo y con ello llegó una nueva dimensión de ver y analizar la problemática ambiental y como a través de la misma se encuentran soluciones, en áreas alejadas, eternamente postergadas, destinada a pueblos que por primera conocen la equidad social y las posibilidades de capacitarse, de estudiar, de desarrollarse.
Asimismo especialistas ambientales no teóricos desde lejanas latitudes, sino visitantes del terreno y consustanciados con las problemáticas locales (el Hombre) van formulando modelos más amplios y perfeccionando las ideas. Por ejemplo Kenton Miller establece las necesidades que para conservar un eco-sistema es necesario preservar un área (lo más amplia posible) e ir rodeándolas de áreas con actividad antrópica reducida (zonas “buffer”), donde las posibilidades locales estén en directa relación con los beneficios turísticos del “núcleo” en forma mayoritaria, hasta pasar a áreas netas de cultivos, ciudades, etc. pero para evitar la “insularización” y la erosión genética de las especies es necesario permitir la existencia de “corredores” o franjas ecológicas que integren las diferentes áreas protegidas y que de algunas permitan evitar el aislamiento y el traslado de la fauna y la dispersión de las semillas de la flora.
Estos conceptos resultan fundamentales a la hora de formular nuevos modelos porque contemplan la integración de eco-sistemas que trascienden una provincia o incluso Países, lo que da nacimiento a la posibilidad de integraciones mayores, a partir de la ecología y la conservación. Nuevamente aparece Costa Rica liderando un proyecto de este tipo: el ambicioso “Corredor Mesoamericano” una integración, a través de la ecología, de todos los Países de Centro América desde México a Panamá, con un complejidad muy grande, con áreas desvastadas por guerras que duraron años (El Salvador, Nicaragua), problemas de monocultivos de empresas multinacionales, pueblos y culturas ancestrales que merecen una oportunidad y la necesaria preservación ecológica de la riquísima biodiversidad existente, pero con el particular acento y necesario desarrollo de los hombres y mujeres que habitan toda esta región, porque si se fracasa en esto, se va a fracasar en todo lo otro.
Un enorme desafío, tremendamente positivo en sus intenciones y que de resultar, tan solo en parte, pondrá al hombre en su real importancia y brindará oportunidades (hoy inexistentes) para muchos. Siguiendo el ejemplo para Argentina si se desea y debería ser una prioridad nacional, salvaguardar todos los ambientes locales, habrá entonces que pensar en integraciones entre provincias y aún con Países vecinos. Así la Iniciativa Trinacional para salvar el último manchón de Selva Paranaense del mundo se tendrá que dar con la participación de Argentina (en Misiones) el Oriente de Paraguay y el Sur de Brasil.
La problemática del Chaco Seco, comprende por lo menos las provincias Argentinas del Norte de Santa Fe, Chaco, Santiago del Estero, Formosa, Salta y la República del Paraguay. Y así se podrán describir un montón más de ambientes más, todos hoy en peligro de desaparecer, algunos más inmediatamente que otros, pero todos, cuanto menos en riesgo, que se desenvuelven en Provincias distintas.
Los nuevos paradigmas además de lo descrito comprenden aspecto como la venta o cobro de los servicios medioambientales (que siempre se consideraron gratuitos, pero que implican un “trabajo” del ecosistema preservados) es decir el agua y el aire limpio, la disposición y captura de C02 (dióxido de carbono) causante del efecto invernadero, etc, con el convencimiento de que los problemas ambientales son globales, pero las “responsabilidades” son absolutamente diferenciales, es decir que los grandes países desarrollados, que generan contaminación deberán tratar de eliminarla, mientras tanto ocurra esto, lo lógico sería que paguen la conservación y el trabajo de “limpieza” que efectúan las selvas y otros ecosistema del mundo, ubicados generalmente en sociedades con marcados problemas de necesidades y pobreza. (Protocolo de Kyoto y posibilidades del Mercado o “bonos” de Carbono).
La problemática del agua dulce y potable se va tornando cada vez un problema ambiental de difícil solución para regiones enteras del Planeta, la apropiación de sus fuentes es ya motivo hoy de problemas y futuras guerras. El turismo responsable y las eco-tasas representan diversas alternativas cuando un ciudadano del mundo desarrollado desea emprender un tipo de turismo, desde el convencional hasta las nuevas variantes (rural, ecológico, de aventura, de investigación, etc.) en áreas prístinas de un país en vías de desarrollo y cuyo uso y goce le serán posible por el cuidado que han puesto en ellas generaciones de ciudadanos, que no viven precisamente en la abundancia. Esta posibilidad de disfrutar de un bien natural único e irrepetible, ¿no amerita un pago correspondiente y diferencial respecto de los habitantes del lugar?
Por ejemplo, Belice cobra la entrada a ese país centroamericano, muy bien conservado por otra parte, de 100 dólares americanos por turista ingresado, en concepto de eco-tasa, que permite ampliar los horizontes de conservación y mejorar las condiciones de vida de los locales. El turismo responsable, además de comprometerse a no interferir o degradar el medio ambiente, debe complementarse con la adquisición de artesanías locales certificadas de autenticidad, probar la gastronomía típica y todo lo que represente alternativas de vida y generación de empleo local. Nada de esto es una fantasía, sino saber comprender y valorar lo que cada uno tiene en su entorno y así como cualquier afortunado del mundo subdesarrollado que puede viajar, no objeta y de hecho paga la entrada para ver una obra de Teatro en Nueva York o visitar el artificial parque de diversiones de Disney en Florida ¿por qué razón no puede pagar un ciudadano del mundo desarrollado por avistar ballenas en la Patagonia, contemplar la magnificencia de las Cataratas del Iguazú o el Glaciar Perito Moreno o conocer la particular cultura de la Puna?. Todos son espectáculos bellos, únicos e irrepetible que tiene su costo para ser cuidado y preservado. Quizás para avanzar en esto hay que sacarse de encima siglos de pensamiento “dependiente” que menosprecian todo lo autóctono, mientras que todo “lo bueno” está o viene de afuera. La bioprospección también resulta una posibilidad y a su vez una amenaza para los países del tercer mundo, tradicionalmente proveedores de “inventos” de sus recursos naturales, pero que nunca les tocó parte de los “royalties” que sí cobran quienes se apropian de ellos y los comercializan masivamente.
Es muy posible que de la preservación de la riquísima biodiversidad de las selvas del tercer mundo salgan remedios para enfermedades actuales o futuras o genes para desarrollar nuevas y más armónicas formas de hacer agricultura ¿pero quién ganará con ello? La curación de un tipo de leucemia infantil puede ser tratado hoy con mucha seguridad de éxito con una medicina obtenida a partir de una planta conocida como “Rosa de Madagascar” o “vincapervinca”, que mientras no genera un solo peso de beneficio para el país de origen de esa especie, la industria farmacéutica se lleva no menos de 100 millones de dólares por año debido a este “invento”. Por otra parte la idea no resulta tan descabellada, si un joven del tercer mundo debe pagar junto con el precio de una prenda de vestir, un pantalón tipo “jean” por ejemplo, los “royalties” que les corresponden al “diseñador” ¿no es justo que los ricos ciudadanos del mundo desarrollado oblen debidamente el uso de un remedio proveniente de la selva amazónica por dar otro ejemplo? ¿y que esto sirva para el desarrollo de los pueblos originarios de donde proviene el recurso?
Estos nuevos paradigmas, de nombres “difíciles” reseñados como “co-manejo, co-gestión, corredores naturales, pago por servicios medioambientales, bonos de carbono, bioprospección, turismo responsable, eco-tasas, etc. pueden y de hecho deberían serlo, las herramientas para premiar y permitir el desarrollo con equidad social de grandes regiones del Planeta, que sin saberlo aportan mucho al bienestar general y muy poco les toca en el reparto global de las ganancias. Todas ellas pueden ser oportunidades para muchas (por no decir todas) de las Provincias Argentinas.
Tardó y aún tarda tiempo lograr hacer entender principios tan elementales como el de acción-consecuencia, quizás esto se deba a que en nuestra formación profesional, cada rama del conocimiento actúa en forma independiente, sin asociar, ni buscar interrelaciones que por cierto existen y son parte de una misma naturaleza. Así para un elemento, por ejemplo el suelo: un agrónomo solo verá sus aptitudes para el cultivo, un ingeniero vial sus usos como base de un camino, un biólogo la riqueza en micro y macro fauna, un geólogo las fases de su formación, etc. siendo que el suelo es tan uno solo. Y más alta es la especialización técnica, a veces resulta más difícil visualizar el contexto. Por eso cuando los ingenieros hidráulicos vieron que sus presas se colmataban o “entarquinaban” con tierra no se relacionaba el fenómeno con la erosión de los suelos de cultivo en la zona de captación de agua del Río represado. Costo tiempo y esfuerzo lograr poder entender el funcionamiento del conjunto de la naturaleza. Y aún hoy sigue siendo complicado en su aplicación práctica, siendo que las consecuencias de acciones desacertadas las pagan invariablemente los mismos u otros hombres.
Esto es la Ecología, una especie de macro ciencia que engloba y trata de interpretar todos los fenómenos de la naturaleza. Nacen de esa integralidad los estudios interdisciplinarios, para combinar la visión desde distintas especialidades. Y como una forma de prever males mayores todas las obras y más aún las grandes deben o deberían llevar los denominados “Estudios de Impactos Ambientales” (E.I.A.) y que conforman una matriz de efectos negativos y positivos, donde a los primeros deben minimizarse, (mitigarse) a los fines que los gastos resultantes no terminen en lugar de generar progreso y desarrollo, produciendo endeudamiento, pobreza y marginación.
Cuando se decide usar, sin consultar a los expertos, el valle de inundación de un Río, por ejemplo el Salado en la ciudad de Santa Fe, para realizar viviendas y barrios para gente de escasos recursos, se tendría que haber analizado el potencial riesgo de una gran creciente y realizar las obras de mitigación, en este caso las barreras de contención. Pero como en general se tiende a pensar que las catástrofes ocurren en otro lado, no se llega a dimensionar las consecuencias al producirse fenómenos no inusuales, aunque si espaciados en el tiempo. Fenómenos que la naturaleza sí previó, pero es el hombre el que no las respeta debido a que no advierte las señales de precaución existentes.
Al caer en dos días más de 600 mm. de lluvia en la alta cuenca de ese Río (Tostado-San Cristóbal) donde la media anual es de 750 mm/año, no es difícil visualizar que esa enorme caudal de agua tenderá a marchar hacia su desagüe natural y llegará indefectiblemente a la ciudades de Santa Fe - Santo Tomé, donde está la desembocadura en el Río Paraná. Una falla en las defensas costeras provocó la catástrofe, que siendo de origen natural, no es de ningún modo un “castigo de dios” ni una “plaga bíblica” simplemente es que los hombres habíamos hecho mal las cosas. El Huracán Katrina, en 2005, causado por fuerzas naturales, pero agravado por el efecto del calentamiento global, llega en forma prevista por los meteorólogos a la ciudad de Nueva Orleáns y allí produce un verdadero desastre en vidas humanas, en desarraigo, en infraestructura. ¿Fenómeno natural? Sí, pero por consecuencia directa de falta de previsión del hombre y la toma de medidas interdisciplinarias.
Es decir que en estos dos ejemplos consignados, uno en Sudamérica y otro en la principal potencia del orbe, se ve que tiene el mismo patrón de inacción y en ambos casos los más perjudicados siempre son los más humildes. Aunque con criterio social y buenas intenciones se les haya pensado ayudar. Ambos fenómenos eran previsibles y acotables. El Planeta Tierra por primera vez en su larga historia empieza a sufrir a consecuencia del desacierto de los hombres, paradójicamente la criatura más evolucionada del sistema.
Antiguamente los desastres eran debido únicamente a razones de fuerza mayor: terremotos, tsunamis, erupciones volcánicas, etc. Hoy el propio hombre es el causante de muchas de sus propias tragedias, debido al calentamiento global, a la destrucción de la capa de ozono, etc. En la Edad Media la falta de higiene y la presencia de vectores provocaron plagas que llegaron a matar a la mitad de la población de Europa, al no conocerse el agente casual, solo les quedaba orar y pedir perdón. La ciencia descubrió posteriormente los motivos y tomados los recaudos necesarios no volvieron a ocurrir. En muchos de los temas ambientales y tragedias que diariamente se ven en los informativos de todo el mundo, para un experto en temas ecológicos, el no haber tomado las medidas de mitigación a tiempo es la verdadera causa de la tragedia, que obviamente bien podrían haberse evitado, tan sólo haciendo bien las cosas.
En alguna medida, a pesar de todos los avances del conocimiento y la ciencia (domesticación del átomo, cohetes tripulados a la Luna, Internet, etc.) el hombre en temas ambientales, en muchos casos, no logra sobrepasar a los conceptos de la medicina en la Edad Media.
Quizás el primer efecto que fue tomando en serio por las Autoridades es la erosión de los suelos, fenómeno totalmente debido al accionar antrópico. La búsqueda constante, durante varias etapas de la humanidad, de nuevas tierras de labrantío marca esta tendencia, porque no se visualizaba que lo que se dejaba atrás (el desierto) era consecuencia directa de haber actuado con malas prácticas. El descubrimiento de América vino a aportar las nuevas tierras que necesitaban los hijos de las familias europeas empobrecidas por este fenómeno. En el siglo XIX se produjeron, como consecuencia de lo anterior, por los menos dos avances sobre la frontera agrícola, ambos del mismo modo, al mismo costo y llevados a cabo casi simultáneamente: la Conquista del Oeste Norteamericano y la Conquista del Desierto en Argentina, esto permitió incorporar a la agricultura millones de hectáreas de tierras vírgenes. En el siglo XX la gran “aventura” fue el desarrollo agrícola de las “Tierras Rojas” del Sur de Brasil y Oriente del Paraguay, allí millones de hectáreas fueron desmontadas a fuego para obtener tierras de cultivo. ¿Será el siglo XXI el fin de la Amazonía y de otros bosques tropicales para seguir consiguiendo tierras de cultivo?
Hay que tener entonces mucho cuidado porque entre el 50 y el 90% de las especies del mundo se encuentran en el bosque tropical y a modo de ejemplo Costa Rica, pequeño país de Centroamérica, con una superficie similar a la Provincia de Jujuy, tiene una riqueza en biodiversidad mayor que el conjunto de los enormes países de Canadá y los EE.UU. De continuar los irresponsables subsidios agrícolas en el Primer Mundo y si este no está dispuesto a pagar el costo de la conservación y los servicios medio ambientales (Protocolo de Kyoto, Bonos de Carbono, etc.) es muy difícil dejar de pronunciar la difícil, trágica e irreversible palabra “extinción”. La falta de aplicación del desarrollo sustentable conlleva a descubrir el verdadero problema: la erosión de los suelos agrícolas, también produce erosión en los hombres.
En los EE.UU. el drama humano que acompaña a la destrucción de los suelos fue narrado magistralmente en la novela “Viñas de ira”; en nuestro país no se produjo el fenómeno literario, ni la inspiración del autor, pero no por eso dejó de existir el problema. Las “villas miserias” en Argentina y las “favelas” en el Brasil representan en su origen el mismo fenómeno: la expulsión de mano de obra del campo a la ciudad. En los EE.UU. aparece un hombre que sí logra relacionar causa-efecto y alertar a su propio país y luego al mundo lo nefasto de estas (malas) prácticas agrícolas y las consecuencias adversas para el propio campesino y para su país. Este hombre llamado Hugh H. Bennet es considerado el “padre de la conservación de los suelos” y un grande del siglo XX. Hoy el Hombre a aprendido mucho sobre este tema, ha encontrado respuestas y si bien subsisten problemas especialmente en los “países en vías de desarrollo” en general a progresado en la preservación de este recurso vital, de tan solo unos centímetros de espesor y que procura todos los alimentos que la humanidad consume.
Por primera vez los especialistas empiezan a tener una visión de conjunto y hoy el ingeniero hidráulico sabe que para que su presa no se colme deberá interaccionar con un ingeniero agrónomo y que parte de la ganancia de la generación de energía, deberá repartirse entre los campesinos vecinos de modo de que hagan un correcto uso del suelo.
El tema del agua potable es uno de los nuevos desafíos, ya sea represada para generar energía, contaminada en su paso por las áreas industriales o por las grandes ciudades, desperdiciada en los lugares de abundancia, tardó también años en la comunidad hacerse la idea de que si no se preservan las altas cuencas y las nacientes el déficit de este vital elemento puede ser un condicionante para el desarrollo humano. Los más ricos podrán adquirir agua mineral, pero a los pobres no les queda más opción que enfermarse consumiendo lo que otros ensuciaron. Ya hay en el mundo varios conflictos por las fuentes de agua, y se prevén incluso alternativas bélicas por su posesión. Otro aspecto que empezó a preocupar a la humanidad es la desaparición de los bosques y selvas, debido a que enormes porciones de estos particulares ecosistemas, ricos en biodiversidad y preservadores del agua útil y del suelo fértil, todos los años se transforman, mediante el fuego, como modo de dejar tierra limpia para ser cultivadas.
Enormes son los beneficios que aportan los bosques y selvas al hombre, morigeran el clima extremo, producen el tan necesario oxígeno para respirar y captan al nocivo dióxido de carbono (CO2) causante del efecto invernadero, además, de cómo se explicó colaboran en el ciclo y en el régimen de las aguas y en la estabilización de los suelos. Su desaparición anula todos estos aspectos positivos y resta los imprescindibles “pulmones” que necesita el Planeta Tierra. La contaminación y las basuras no biodegradables producen la polución del agua dulce y salada en ríos, lagos y mares, la basura se acumula en forma impresionante y todo a su vez se va entrelazando en fenómenos complejos, pero todos desgastando y consumiendo recursos vitales y poniendo en juego, no ya la extinción de los grandes mamíferos (ballenas o elefantes por ejemplo), sino la del propio ser humano.
Para finalizar un solo ejemplo bastará para entender el concepto, cuando en los años ’60 se dio origen a la carrera espacial, los científicos rusos y de los EE.UU. se veían complicados para enviar un viaje tripulado al espacio exterior por 5 grandes problemas: ¿cómo hacer para conseguir oxígeno para que el hombre pueda respirar?, ¿qué hacer para erradicar el dióxido de carbono que si irá acumulando?, ¿donde y como dotar del imprescindible agua que necesitará el astronauta? ¿ídem para la comida que consumirá? y ¿como evacuar sus desechos, que de no hacerlo tornarán tóxico el pequeño ambiente?. Todos estos planteos se circunscribían a un pequeño habitáculo de una nave espacial. Tan solo 30 ó 40 años después la Humanidad y la Esfera Azul del Planeta Tierra tienen que resolver, a escala global, los mismos problemas:
• ¿Cómo se producirán los alimentos para una humanidad que crece en forma exponencial? Desmonte, erosión de los suelos, sobreexplotación de los recursos pesqueros, contaminación por uso de agroquímicos y fertilizantes, etc.
• ¿se conseguirán mantener las fuentes de agua abundantes y en grado de potabilidad tanto para las necesidades higiénicas y del consumo de esa misma humanidad? Contaminación, destrucción de las altas cuencas, usos irracionales
• ¿habrá suficiente oxígeno en la Tierra para que la Humanidad pueda respirar normalmente?
• ¿cómo hacer para eliminar el exceso de dióxido de carbono del planeta, gases que producen “efecto invernadero”: sobrecalentamiento de la Tierra, cambio climático y sus consecuencias?
• ¿cómo hacer para eliminar la basura, los desechos y los contaminantes en general que provoca la actividad del hombre? Son problemas en la industria, el agro, contaminación urbana, etc.
Lo que eran entonces cuestiones de pequeños hábitat artificiales pasaron a ser problemáticas mundiales y si se sigue con la tozudez y la cortedad de miras, especialmente por parte de las grandes potencias, se está poniendo en riesgo la propia humanidad y la continuidad misma de la vida y no solo la calidad de ella. Cada vez queda más claro que nuestro Planeta Tierra queda cada vez más chico y los problemas son cada vez más comunes a todos, es decir que no solo se globaliza el comercio, la información, sino también los problemas derivados de la falta de cuidados al medio ambiente. Y también queda en claro que todos los hombres tienen dos Patrias: el lugar donde nacieron y el Planeta Tierra y con ambas tienen obligaciones.
Argentina es un país enorme, que contiene desde selvas húmedas en el Norte a ambientes helados en la Antártida, cordilleras en el oeste y plataformas costero-marítimas en el este, grandes ríos, llanuras interminables, etc. Los científicos han determinado que por su clima y sus características homogéneas hay en Argentina 18 eco-regiones. Las mismas son los Altos Andes, la Puna, los Montes de Sierras y bolsones, la Selva de las Yungas en el noroeste., el Chaco Seco, el Chaco húmedo, la Selva paranaense en el noreste, los Esteros del Iberá, los Campos y Malezales, el Delta y las Islas del Paraná, el Espinal, la Pampa (no solo la Provincia homónima), el Monte de llanuras y mesetas, la Estepa Patagónica, los Bosques Subantárticos, las Islas del Atlántico Sur, el Mar Argentino y la Antártida Argentina. Todo esto conforma paisajes impresionantes, una riqueza en biodiversidad excepcional y una diversidad de ambientes extraordinaria, esto es hoy una gran alternativa para el turismo internacional, que cada vez se vuelca mas hacia nuestro país.
Pero a esta “industria sin chimenea” hay que mantenerla, fomentarla y sobre todo apostar a la conservación. El turismo representa en la actualidad notables posibilidades de generar recursos e inversiones, lo que se traduce en trabajo y desarrollo. Pero en contraste con esta imagen positiva debemos saber que, por ejemplo, estamos batiendo todo tipo de récord en materia de desmonte.
Así, se estima que en la época colonial había en Argentina, no menos de 160 millones de hectáreas con bosques y selvas, en el primer censo realizado en 1914 ya se había disminuido a 105 millones de hectáreas, que para 1956 eran solamente 60 millones. Algunos autores consideran que en el año 2000 no quedaban más de 45 millones de hectáreas y casi todas muy degradadas, otros opinan no más de 28 millones de hectáreas en total, es decir que haciendo un promedio obtenemos unas 36 millones de hectáreas, es decir apenas del 23% del total original. Esto daría una media de unas 250.000 hectáreas/año de desmonte, pero con el auge del cultivo de la soja y nuevas tecnologías que permiten su cultivo en regiones tradicionalmente “más secas” algunos autores opinan que en los últimos años el desmonte rondó las 500.000 hectáreas/año.
El área más comprometida es el Chaco seco, donde se produjo un 70% de los desmontes, luego le sigue el Espinal, el Monte, la Selva misionera y las Yungas y dentro de esta el área, el pedemonte es la más comprometida. En el año 2005 se estima que no quedan más que el 12,8% de la superficie original de selvas y bosques, es decir que resisten solamente unas 20 millones de hectáreas, algo realmente preocupante.
En 1997 Argentina se había comprometido ante el mundo en conservar por lo menos el 10% de cada tipo de ecosistema de bosque y selva. Entre Argentina, el Uruguay y el Sur del Brasil existían unos 700.000 km2 (dos veces la Provincia de Buenos Aires) de pastizales, llamados aquí pastizal pampeano, que debido a la facilidad de su conversión pasaron en gran medida al cultivo agropecuario, en todo el mundo este fenómeno es similar, y se conserva poco, menos del 0,7% de estos ambientes está preservado, pero en Argentina ni siquiera alcanza un magro 0,3%. Y no debe pensarse que su uso agrícola no produce daños, es similar convertir una hectárea de pastizal, a desmontar la misma superficie o a un derrame de petróleo en el mar. Por eso una especie emblemática para Argentina, el “Venado de las Pampas” está francamente en vías de extinción
La sobrepesca en el Mar Argentino es cuanto menos desafortunada, una especie tan común como la merluza, sigue en problemas y comprometido su devenir. La erosión de los suelos es otro problema alarmante, tanto sea por arrastre hídrico, como por viento (eólica), hay estudios muy serios del INTA para la Patagonia realmente preocupantes.
Finalmente deseamos consignar que hay en nuestro país hay declaradas unas 360 áreas naturales protegidas, sumando Nación, Provincia, Municipios y Privadas, es decir apenas un 6,8% del territorio nacional, siendo que el mínimo aconsejable estaría en el orden del 15%. Pero si analizamos un poco, vemos que el 44% de estas Reservas Declaradas no poseen ningún tipo de control (es decir son Parques en el papel) y solamente tienen preservación real las que representan no más del 1,3 % de la superficie territorial Argentina.
Según los especialistas una región que tenga más del 15% de su extensión preservada por área naturales está “satisfactoriamente protegida”, la misma estará “insuficientemente preservada” cuando proteja del 3 a 5% y “precariamente” cuando tenga menos del 3% preservado. Con este criterio solamente sólo el 11% de las regiones naturales de la Argentina está satisfactoriamente representado, (Bosques andino-patagónicos, las Estepas de la Puna y las Estepas Alto-Andinas) en tanto que el 23% está insuficientemente resguardado (Bosques y Esteros del Chaco húmedo, Selvas y Campos paranaense, Selvas de Yungas, estepa patagónica árida y los Montes y Cardonales de la pre-Puna) y el resto, nada menos que el 66%, apenas “precariamente”.
Debemos aclarar que se puede medir en términos económicos el desastre que significa no preservar el medio ambiente, no solo en cifras románticas, sino en números reales. Solo daremos dos ejemplos: cuando se colmata una represa que costó miles de millones de dólares y endeudamiento externo, que deja de producir un porcentaje de energía que hubiera significado desarrollo y puestos de trabajo, solo en eso se podría cuantificar lo que hubiera significado preservar las áreas boscosas que retenían el suelo. Cuando al paso de una industria contaminante, o de una ciudad sin cloacas o de un área de suelo degradado, un río se ensucia, ¿cuánto cuesta limpiar el agua potable de las ciudades aguas abajo? Y ¿qué calidad de agua está tomando la población? Porque muchas veces el agua “potable” solo es tratada con cloro para eliminar bacterias, pero el ser humano al consumirla está absorbiendo otros contaminantes que pueden derivar en complejos problemas de salud y finalmente ¿cuánto le cuesta al sistema de salud estas enfermedades del agua, totalmente prevenibles?.
Como se ve estamos hablando de algo más que de Ecología, estamos planteado el problema ecológico a escala humana y que la población en general acceda alimentos, agua y aire lo suficientemente limpios para garantizar una calidad de vida aceptable. Esto también es justicia social.
El artículo 41 de la Constitución remarca muy claro el cuidado y la preservación del medio ambiente, garantizando a todos los habitantes a vivir en “un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano” y obliga a utilizar el concepto de sustentabilidad, “para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes, sin comprometer las de las generaciones futuras”. Avanza aún más al imponer el criterio que el daño ambiental debe ser reparado. Se expresa con suficiente claridad en el párrafo siguiente, al disponer “el uso racional de los recursos naturales, la preservación del patrimonio natural y cultural, la diversidad biológica, la información y la educación ambiental”. Y obliga a la Nación a “dictar normas que contengan los presupuestos mínimos de protección y a las Provincias, las necesarias para complementarlas, sin que alteren las jurisdicciones locales”. Realmente sabios conceptos, muy modernos y que se “agrandan” aún más al considerar los denominados “derechos de tercera generación” o “derechos difusos” en el artículo 43 que dice textualmente “toda persona podrá interponer acción expedita y rápida de amparo, siempre que no exista otro medio judicial más idóneo, contra todo acto u omisión de autoridades públicas o de particulares, que en forma actual o inminente lesione, restringa, altere o amenace, con arbitrariedad o ilegitimidad manifiesta derechos y garantías reconocidos por esta Constitución”. “Podrán interponer esta acción contra cualquier forma de discriminación y en lo relativo a los derechos que protegen el ambiente, a la competencia, al usuario y al consumidor”. Resulta lo suficientemente claro lo mandado y garantizado por nuestra Constitución Nacional. Resulta también muy clara nuestra carta magna al garantizar el concepto federal en toda su dimensión y magnitud.
También se debe destacar que por el tipo de organización que prestan estos servicios, para garantizar la conservación de la diversidad biológica y los ecosistemas, solo el concurso de las Provincias hará posible una acción de conjunto. Está perfectamente establecido en el Título segundo “Gobierno de Provincia” en el art. 124, último párrafo “corresponde a las Provincias el dominio originario de los recursos naturales existentes en su territorio”, por lo tanto las únicas que pueden someter a intangibilidad, explotación racional o sustentable, según corresponda en cada caso, una parte de sus tierras, son las Provincias de la República Argentina.
También se establece que los Presupuestos Mínimos para el medio Ambiente, los establecerá la Nación, (Art. 41) esto entonces requiere una coordinada planificación estratégica, entre la Nación y las Provincias destinada a preservar efectivamente todos los ecosistemas. Como se podrá ver estas decisiones que sobrepasa ampliamente las fronteras inter-provinciales, implica la preservación de áreas naturales y culturales de la Nación y aún más excede en el tiempo a una o dos generaciones, sino que garantiza la calidad de vida de la generaciones futuras, requiere una definición de Política de Estado.
En el Capítulo cuarto, “Atribuciones del Congreso”, artículo 75, “Corresponde al Congreso”, art. 2º el tema impositivo y su distribución equitativa entre las diversas Provincias. Uno de los aspectos que se remarca radica en disponer un sentido netamente federalista en materia de coparticipación de recursos entre la Nación y las Provincias. El objetivo principal entonces es dotar al sistema rentístico de un auténtico sentido federal y establece una nueva forma de distribución, tendiente a establecer un grado de equivalencia de desarrollo, calidad de vida e igualdad de oportunidades para todo el país.
A los efectos de lograr estos objetivos se establece expresamente la necesidad de que exista en cada nivel de gobierno correspondencia fiscal, ya que el apartamiento a este principio tiene como resultado el atraso social y económico de los pueblos en los cuales se materializa. Resulta ahora subsanar todas aquellas situaciones que de hecho impliquen el alejarse del mismo, ya sea que se trate de servicios prestados sin la correspondiente asignación o se trate de vacíos legales que produzcan desconocimiento y por lo tanto deriven ante la falta concreta de financiación de verdaderos servicios.
Partiendo de la base que los Estados Provinciales prestan servicios de naturaleza ambiental, que hasta el momento no son reconocidos y menos aún resarcidos como corresponde, la presente legislación viene entonces a llenar este vacío legal existente, que beneficia a los más privilegiados y desatiende la sustentabilidad necesaria de un ambiente sano, que aportan precisamente, sin compensación alguna, los servicios medio ambientales radicados generalmente en áreas provinciales, en general alejados y periféricos.
Sin embargo la falta de medios y la genuina compensación significan la progresiva destrucción en la prestación de dichos servicios. En otras palabras, al no reconocerlos como tales y valorados en consecuencia, se camina hacia la destrucción progresiva e irreversible de las fuentes productoras de los mismos, es decir de los valiosos recursos naturales existentes en la República Argentina. Porque la garantía de los ciudadanos a gozar de un ambiente saludable y el traspaso efectivo de los recursos naturales a las áreas y jurisdicciones provinciales está expresamente consagrado en la misma Constitución.
La coparticipación de impuestos entonces aparece como la vía más apta para poder financiar estos servicios medio ambientales y preservar valiosos recursos de biodiversidad, suelos, agua, bosques y selvas, etc. Siendo la coparticipación de impuestos la forma de coordinación financiera adoptada por nuestra Constitución para recaudar y distribuir fondos entre los distintos niveles de Gobierno mediante la utilización de criterios e indicadores económicos y políticos resulta totalmente lógico el camino para financiar la permanencia y sostenibilidad de estos servicios.
El concepto que encierra lo solicitado se basa en que los servicios medio ambientales, que se efectúan mediante procesos naturales en las diferentes eco-regiones, satisface a necesidades colectivas imperiosas (tan necesarias como contar con agua potable, captación de dióxido de carbono, provisión de oxígeno atmosférico, conservación de la biodiversidad, etc.). Además se convertirá a los mismos en una poderosa herramienta de equidad, debido a que teniendo parámetros definidos para todas las Provincias, la aplicación de fondos resultará en disminuir las desigualdades existentes a la fecha (que entre otras causas se deben a las malas prácticas distributivas actuales).
Para poner los conceptos vertidos anteriormente en palabras más sencillas, de la misma forma que se transfirieron a las Provincias los servicios de educación y salud pública, también se transfirieron los recursos naturales, pero mientras que para los primeros se pautaron partidas presupuestarias para proseguir con su normal funcionamiento, no ocurrió lo mismo con respecto al medio ambiente. De seguir deteriorándose los descritos bienes ecológicos y las provincias incapacitadas para contener los desmontes, el sobrepastoreo, etc. las consecuencias de estas malas prácticas no solo las soportarán las mismas, sino que el deterioro de las fuentes de agua, la falta de aire limpio, etc. pasarán a ser males de todos los ciudadanos, vivan lejos o cerca del área del problema.
Por que la conservación tiene su costo y muchas veces excede la capacidad financiera de cada Provincia, debido a que hay que considerar que engloba dos tipos de costos: los directos y los de oportunidad. Los costos directos están vinculados a las erogaciones asumidas para conservar, traducidos en el cuidado y el mantenimiento de las áreas naturales protegidas (y esto se puede ver claramente que ante la decisión política de conservar, luego la falta concreta de medios obliga a tener los denominados “parques de papel”), la educación y las prácticas necesarias para conducir en forma óptima zonas de amortiguación, etc..
Pero también hay pérdidas en los costos de oportunidad, es decir aquellos devenidos por la inmovilización de tierras, árboles, etc. que retirados podrían producir una renta directa, que en el caso de la tenerlos preservados no ocurre (de aquí el notable aumento de los desmontes para contar con tierras para implantar cultivos de soja, por ejemplo, aunque la propia marginalidad de dichas terrenos, conspiren contra la sustentabilidad de los mismos).
Queda en claro que el espíritu de los legisladores que reformaron la Constitución en 1994 puso especial énfasis en reconocer la justicia social que implica también en que el ser humano pueda vivir, trabajar y desarrollarse en un medio ambiente sano, esto también hace a la calidad de vida y la dignidad propia del ser humano. También garantiza la nueva generación de derechos que implica que ningún ciudadano tenga que vivir bajo pautas malas de calidad ambiental (ruidos molestos, humos, olores, etc.) provocados en forma irresponsable por el emisor de los mismos. ¿Cómo ensamblar entonces estas realidades? Creemos que se puede actuar desde dos tipos de actitudes, las viejas prácticas de reprimir, prohibir, cercar, vallar, etc. que como demostramos no es la forma en que evolucionó el concepto ambientalista, o bien tomar la ofensiva y pasar a ser proactivos.
La principal forma de generar conciencia y desarrollar valores al respecto es primero conociendo y evaluando, inter- disciplinariamente, los valores, incluso a nivel económico, de lo que significa tener una ambiente conservado y realizando prácticas sustentables en el resto y segundo contando con los medios para actuar en consecuencia. Lo coparticipación de una parte de los impuestos destinadas a las Provincias que participen, junto a la Nación, en las metas acordadas en materia de medio ambiente, aparece como la solución proactiva y práctica para lograr dichos fines. Y es el momento de actuar, si solamente quedan menos del 15% de los Bosques y Selvas de los argentinos, si inmensas porciones del territorio nacional se están desertizando, no hay más tiempo que perder.
En 1992 se realizó en Río de Janeiro (Brasil) la Conferencia de las Naciones Unidas para el Desarrollo y el Medio Ambiente, (CNUMAD) conocida como “Eco-Río ‘92” fue el mayor evento mundial hasta el presente y marcó un antes y un después. Unos 15 días antes, el 22 de mayo de 1.992, en Nairobi (Kenia) las Naciones del mundo adoptaron una Convención Global sobre la Diversidad Biológica, que presentada en la Eco-Río ’92 se firmó en forma instantánea por un número récord de países y otros lo hicieron con posterioridad. Este convenio marca un hito en el campo del ambiente y el desarrollo, dado que acepta el significativo punto de que el impacto ambiental que más lamentarían sobre nuestra época las generaciones futuras sería la pérdida de la biodiversidad, por que la misma es irrecuperable. El documento que contempla lo descripto se denomina agenda XXI y en forma muy sintética se puede expresar, que para alcanzar metas específicas en materia de manejo o políticas conservacionistas es importante analizar no solo la diversidad (genes y especies) sino sus ecosistemas y la estructura y función de estos. Argentina firmó este convenio y la transformó en ley, que lleva el número 24.375. En el artículo 6º del Convenio se establece que cada país signatario deberá elaborar estrategias, planes o programas para la conservación y la utilización sostenible de la biodiversidad y la integración de esta perspectiva en otros planes, programas y políticas sectoriales o intersectoriales.
Los principales lineamientos de la Estrategia Nacional de Biodiversidad son los vinculados a los objetivos de la ley, en el capítulo denominado “Aspectos económicos e incentivos para la conservación y el uso sustentable de la diversidad biológica”. La principal finalidad es “desarrollar y aplicar, integrando las dimensiones nacional, regional, provincial y municipal, adecuados instrumentos económicos con capacidad de influenciar el comportamiento humano en los siguientes propósitos: promoción de la conservación de la biodiversidad y promoción del uso sustentable de los recursos biológicos” y dentro de esta finalidad se establece como objetivos: “Planear la implementación de instrumentos económicos, tanto incentivos como desincentivos, donde se juzgue necesario, en base al estado de situación diagnosticado, para generar los cambios deseados en el comportamiento de los actores sociales identificados como prioritarios”.
Esto quiere decir terminar con políticas contradictorias como subsidiar desde el Estado la eliminación de bosques nativos o pastizales para reforestar especies exóticas o aplicar altos impuestos a tierras consideradas indispensables para sostener un ecosistema o una cuenca hidrográfica, acciones muy comunes y altamente contradictorias que realizan casi todos los Gobiernos del Mundo. Como orientación estratégica se propone “promover la discusión a niveles nacional y provincial sobre la necesidad de introducir reformas fiscales que contemplen aspectos tales como la captación del valor de los servicios ambientales y la redistribución de la coparticipación provincia/municipio en función de los aportes en servicios ambientales y en áreas destinadas a la conservación de recursos”.
La Provincia de Misiones, en 1999 logra aprobar la Ley denominada “Corredor Verde” (nº 3.631) verdadero instrumento de planeamiento bio-regional que propone, entre otros objetivos: salvar el último remanente continuo de Selva Paranaense, preservar la rica red hidrográfica autóctona que se sustenta en las altas cuencas y en su cobertura boscosa, unir las dos grandes área de preservación (Parque Nacional Iguazú -Parque Provincial Uruguay con la reserva de Biosfera Yabotí, etc. Para ello destina fondos extras en la coparticipación provincial a los municipios que preservan áreas de selva, destinados específicamente a promover el desarrollo sustentable. Esta ley misionera de vanguardia, es la primera, y hasta ahora la única de este tipo, en Argentina y puede considerarse un paradigma.
Con el actual proyecto de ley se está intentando claramente cumplir con estos grandes objetivos y lineamientos ya previstos en leyes y convenios internacionales firmados por Argentina y remarcados específicamente en la Constitución de 1994. Y son medidas tendientes a ser pro-activos, es decir medidas no destinadas a prohibir, sino a crear y desarrollar, en forma conjunta con la sociedad.
Poco tiempo después de la gran crisis de Argentina de 2001, se sanciona la Ley General del Ambiente que no se pudo seguir implementando, entre otras cosas por saldar las imperiosas deudas sociales, que se habían contraído con la mencionada crisis. Siguiendo esta línea de acción ambiental y federal, que trae aparejada consigo la Eco Río ’92, y la cargada agenda ambiental que propone, las Provincias integran el Consejo Federal del Medio Ambiente, conocido como COFEMA, que al igual que todos en Argentina, debe postergar avances por los graves problemas económicos, políticos y sociales resultantes de la crisis. La Ley General del Ambiente pone en relieve las funciones del COFEMA, coordinando el consenso federal. A medida que acertadamente el nuevo Gobierno logra superar y salir de la crisis general, nuevamente se va tomando con particular énfasis la temática ambiental, en este sentido el último documento del COFEMA, en junio de 2006, reunido en la ciudad de Termas de Río Hondo, establece pautas muy importantes y claves para el futuro.
En la parte denominada “una propuesta de gestión” es importante resaltar la conjunción de objetivos y tendencias entre este documento y la presentación de este proyecto de Ley, marcamos especialmente los puntos: “En este sentido es relevante enfatizar la relación entre economía y ambiente, ya sea definiendo como objetivo estratégico de las políticas de desarrollo nacional la inclusión de la dimensión ambiental en la toma de decisiones económicas y, al mismo tiempo, introduciendo herramientas económicas de promoción del desarrollo sostenido”.
“Los hechos relatados demuestran que estamos ante una oportunidad para que la implementación del desarrollo sostenible encuentre condiciones donde confluyan voluntad política, demandas sociales y necesidades del mercado”...
Perfectamente definidos y expuestos todos los aspectos que hacen a la cuestión ambiental, a la conservación de la biodiversidad y de los ecosistemas es necesario entonces que la Nación defina los denominados presupuestos mínimos para cada eco-región de la Argentina y proceda a consensuarlas con las mismas, a través del Consejo Federal del Medio Ambiente (COFEMA). Aceptados estos aspectos centrales, además de estar cumpliendo lo ordenado por la Constitución, habrá eco-regiones que queden en una sola provincia y la mayoría difundiéndose entre dos o más Estados provinciales, que por otra parte deberán realizar su ordenamiento territorial. Para obtener el máximo de beneficio ambiental se configurarán áreas preservadas de distinta naturaleza, de acuerdo al criterio expuesto de “zonas núcleo” o intangibles, “zonas de usos sustentable” o de convivencia entre la producción y la conservación, una “red de corredores biológicos” que actuará como faja de conectividad y las “áreas estratégicas para la conservación de la biodiversidad” para ampliar las grandes unidades de paisaje..
De acuerdo al grado y magnitud de los costos denominados “directos” y de “oportunidad” que tengan que afrontar las Provincias, más los necesarios aportes para restauraciones imprescindibles para que las eco-regiones permitan la sobrevivencia de todos sus componentes biológicos, se determinará un índice de reaparto basado en analizar tanto la cuestión ambiental, como la social de cada jurisdicción y con ello se efectuará un aumento de la coparticipación a ser destinados específicamente por las Provincias para el resguardo y/o reparación del medio ambiente y efectivizado a través de cuentas únicas, específicas y auditables para controlar su eficaz aplicación..
Con ello el aporte de los ciudadanos, realizados a través de los impuestos, servirá para compensar o pagar los servicios medio ambientales que producen los ecosistemas, cuyo dominio corresponde exclusivamente a las Provincias, y además permitirá conservar efectivamente el patrimonio natural de la República Argentina. Puesto en otros términos el ciudadano urbano, en gran medida receptor de estos servicios (en descontaminación, aire limpio, agua potable, etc.) más la industria que normalmente es agente de contaminación y los productores agrarios que utilizan agroquímicos y modifican el suelo con sus cultivos serán los responsables de afrontar el costo de la conservación en la República Argentina.
Además de lo justificado y lógico de la propuesta, Argentina pasará, de este modo, a conformar además de preservar todas sus eco-regiones y su rica biodiversidad, a conformar una vanguardia que refuerce una actividad creciente y de alta demanda mundial como es el turismo, en todas sus variantes. Creemos que estando en sintonía con los nuevos paradigmas ambientales que contienen los aspectos sociales y el desarrollo humano, en conjunción con tendencias y compromisos mundiales asumidos por la República Argentina, por otra parte garantizados por la Constitución de 1994, y con la concepción medio ambiental de respeto federal a las Provincias Argentinas, se propone con esta ley dar cumplimiento a grandes objetivos en esta materia, de manera real y concreta mediante la coparticipación aumentada en función del cumplimiento de los presupuestos mínimos coordinados en esta materia.
Para encarar seriamente la cuestión ambiental y no solo como algo mediático que da rédito a la imagen de los rostros que aparecen protegiendo, hay que saber que toda preservación tiene un costo que debe ser compartido por todos aquellos que se consideran copropietarios del patrimonio Por lo tanto si estamos hablando de patrimonio nacional, el esfuerzo para conocer y preservar los recursos tenemos que hacerlo todos, recayendo el mayor esfuerzo sobre aquellos sectores del país que depredaron consumiendo y se enriquecieron utilizando aquellos recursos.
El drama de la disminución de la biodiversidad y la desaparición de especies es un problema que atañe al descontrol del desmonte por falta de política adecuada y de recursos para hacerla efectiva. Lo que parece descuido de los Estados provinciales en el control de la aplicación efectiva de la legislación vigente, se debe a la escasez de recursos humanos y materiales para hacerlas efectivas. Para que realmente se pueda controlar el desmonte indiscriminado de los campos hace falta personal capacitado, vehículos adecuados, sistemas satelitales de control, dinero para combustible etc.
Asimismo, se debe crear conciencia de la importancia del bueno uso y preservación de los recursos naturales de todo el territorio nacional, incluyendo la pampa húmeda. En tal sentido, proponemos transformar a los puesteros generalmente no propietarios de la tierra donde viven desde hace generaciones, en una suerte de guardaparques, instruyéndolos adecuadamente en la preservación. Estos guardaparques de hecho recibirían por su trabajo un sueldo con aportes jubilatorios y derecho a obra social ya que prestarían un auténtico servicio a la comunidad. Además deberían poder cobrar un valor resarcitorio cuando algún gran predador les devore un animal de su propiedad. Este esquema requiere de recursos humanos y económicos para implementarlo y controlarlo adecuadamente.
Hasta finales del siglo 19 el yaguareté se enseñoreaba por todo el territorio de su provincia, por Córdoba, Santa Fe, todo el litoral, Chaco, Santiago, Tucumán, Jujuy, Salta y Formosa. Ahora solo sobrevive en estas tres ultimas y Misiones. El territorio que ganó el hombre lo perdió la bestia. Este patrimonio de todos nosotros fue dilapidado por los colonos de estos territorios.
Entonces resulta natural, lógico, equitativo y deseable que desde esos lugares provengan ahora los recursos para preservar la supervivencia de esta especie, para lo que hacen falta recursos económicos para pagar los guardaparques, las expropiaciones, la capacitación de la población rural y urbana, los inspectores forestales, vehículos combustibles etc. Todos elementos imprescindibles para concretar lo que los argentinos de bien deseamos. Aprendamos de los errores que cometieron quienes ya exterminaron el yaguareté, el suri, el puma y tantas otras especies que habitan donde ahora se levantan ciudades, plantas industriales, rutas; para que nunca mas nos ocurra. Contamos pues, con la ayuda del argentino responsable que vive donde ya se extinguieron las especies que queremos proteger.
Por todo ello y por las razones que daremos en oportunidad de su tratamiento, pedimos el voto favorable de nuestros pares para el presente proyecto de ley.
Proyecto
Firmantes
Firmante Distrito Bloque
IRRAZABAL, JUAN MANUEL MISIONES FRENTE PARA LA VICTORIA - PJ
LOVAGLIO SARAVIA, ANTONIO SALTA FRENTE PARA LA VICTORIA - PJ
PERIE, HUGO RUBEN CORRIENTES FRENTE PARA LA VICTORIA - PJ
MONGELO, JOSE RICARDO CHACO FRENTE PARA LA VICTORIA - PJ
Giro a comisiones en Diputados
Comisión
RECURSOS NATURALES Y CONSERVACION DEL AMBIENTE HUMANO (Primera Competencia)
PRESUPUESTO Y HACIENDA