El Senado y Cámara de Diputados...

Artículo 1°- El Banco Central de la Repúbli- ca Argentina y la Casa de la Moneda realizarán una emisión especial durante el año 2009, con la imagen del Colegio del Uruguay Justo José de Urquiza, en conmemora- ción del 160º aniversario de su creación.

Artículo 2°- El Poder Ejecutivo Nacional dispondrá lo necesario y reglamentará esta ley para su efectivización.

Artículo 3°- Comuníquese al Poder Ejecuti- vo Nacional.

Señor presidente:

El Colegio del Uruguay, funda- do por Justo José de Urquiza, cumple 160 años de fecunda vida.

Como es sabido, se trata del establecimiento laico más antiguo del país, sólo superado en años por el je- suítico Colegio de Montserrat, de Córdoba, y superando a su vez, en más de una década, al Colegio Nacional de Buenos Aires. "El Colegio del Uruguay será más bien una Universidad que un Colegio...y es natural que para su construcción se tenga en vista llenar no sólo las necesidades de hoy, sino también las del porvenir", decía Urquiza en una carta a Sampere en 1849.

La fundación de un Colegio de estudios preparatorios era por entonces una necesaria alternativa a la esca- sa instrucción pública del país. Pero lo cierto es que en aquellos años funda- cionales, no era ajeno el espíritu que motivaba la creación del Colegio con el conflicto derivado del movimiento gestado en Entre Ríos "que provocaba la discusión sobre la institucionalidad del país, sosteniendo un proyecto no sólo político-económico sino sociocultural 'diferente y resistencial', donde el rol del Estado en la educación no debía estar ausente o a la inversa, donde la educación no podía ausentarse como eje organizador del Estado moderno", tal como señala la profesora Celia D'Angelo en relación al contexto de crea- ción de la institución..

Es que en efecto, se trata de uno de los aspectos de la acción pública de Urquiza quizás menos resaltado en las Historias "Nacionales": el que se refiere a la obra realizada en el te- rreno educativo. Justificable no sólo por el saldo positivo de dicha acción, sino también por el momento histórico en que lo concreta. El panorama ar- gentino de cruentas luchas que perduraron más de medio siglo, en el que los hechos bélicos y enfrentamientos políticos eran la principal preocupación del gobernante, no constituía precisamente el ámbito más apropiado para la concreción de un proyecto educativo.

Un joven docente español de sólo 26 años, Lorenzo Jordana, fue destinado a encargarse de la dirección del nuevo establecimiento. Con el rectorado del doctor Alberto Larroque, en 1854, comenzó la etapa que las investigaciones especializadas han dado en llamar "La década de Oro" del establecimiento.

La historia respira en los pa- tios, aulas y pasillos del Colegio. Allí se formaron jóvenes que más tarde pro- tagonizarían papeles cruciales en la vida de la Argentina y de la región su- damericana: tres presidentes argentinos (Julio Argentino Roca, Victorino de la Plaza y Arturo Frondizi), y uno paraguayo (Benigno Ferreyra); juristas como Onésimo, Honorio y Martiniano Leguizamón; Antonio Sagarna y Fede- rico Ibarguren, ambos miembros de la Corte Suprema, Arturo Enrique Sam- pay, constitucionalista eminente. Escritores como Olegario Víctor Andrade, Martín Coronado, Fray Mocho (José S. Alvarez), Eduardo Wilde, Daniel Elías, Delio Panizza, Cayetano Córdova Iturburu, Carlos Mastronardi, y más cerca en el tiempo, Arnaldo Calveyra y Orlando Van Bredam. Otros egresados egregios son Manuel Liberoff, fundador y líder del Sindicato Médico del Uru- guay, víctima de la dictadura, o la doctora Teresa Ratto, una de las primeras médicas del país. Teóricos de la Filosofía del Derecho como León Dujovne o como los juristas Rodolfo Rivarola y Julio Fonrouge.

Casualidad o destino, del Co- legio egresaron los vicepresidentes que acompañaron a los dos grandes caudillos políticos del siglo 20: el Dr. Francisco Beiró, compañero de fórmula de Hipólito Yrigoyen, y el Dr. Juan Hortensio Quijano, compañero de fórmula del general Juan Domingo Perón.

El profesor Celomar Argachá menciona que del Colegio egresaron trece gobernadores de distintas provin- cias; el profesor Héctor César Izaguirre en su libro "El Colegio del Uruguay y La Fraternidad" enlista una enorme cantidad de personalidades destacadas que se formaron en esa institución. El Dr. Antonio Sagarna escribió: "La fun- dación del Colegio Nacional del Uruguay es el hermoso prefacio de la gran obra emprendida y realizada bajo la inspiración y personal dirección del Ge- neral Urquiza; y los prefacios -dice Comte- son el esbozo o la síntesis antici- pada de la obra. El caudillo genial, profundo cateador de la veta de nuestro estado anárquico, despótico para cimentar la Nación que él organizó, para afianzar su porvenir "en paz, trabajo y libertad", encendió la gran antorcha e instituyó esta gran escuela de la Democracia, realizando aquel sencillo y profundo pensamiento de un senador yankee: "Haced pasar por la escuela el sufragio si queréis república, libertad práctica y progreso.""

No sería completo este reco- rrido si no se hace referencia a los talentos de los docentes del Colegio del Uruguay, como Alejo Peyret, José B. Zubiaur -introductor y pionero de la educación física en la Argenrtina-, Teijeiro Martinez, Pablo Gunther Lorentz o más recientemente en el tiempo, Oscar Urquiza Almandoz.

De sus épocas fundacionales se conserva el antiguo mirador que jugó un papel destacado en 1852 en la defensa de Concepción del Uruguay ante la invasión de las tropas porteñas. En 1942 fue declarado "Monumento Histórico Nacional". El Colegio del Uru- guay posee dos Museos: el de Ciencias Naturales y el Recordatorio o Históri- co, que atesoran importantes piezas. En el caso del Archivo Histórico ya po- see 10.000 imágenes digitalizadas para preservar sus originales, que inclu- yen obras seleccionadas de la importante Biblioteca del Colegio, que abarcan el período 1663-1830 (entre ellas "Corpus Juris Civilis" de Justiniano, "Libro de Oras" de Anna De Bretania con sólo 800 ejemplares en el mundo, una "Constitución Nacional" de 1826, "Política Indiana" de Solórzano Perei- ra.)

Colegio pionero incluso en nuestros días, en 1985 incorporó la Carrera de Analista de Sistemas y otras terciarias. Actualmente el Colegio del Uruguay Justo José de Urquiza depen- de de manera directa del Rectorado de la Universidad Autónoma de Entre Ríos (UADER), por lo cual incluye en sus actividades normales la labor uni- versitaria, cumpliendo en parte aquella vieja aspiración urquiciana.

El Colegio no sólo fue el primer establecimiento laico del país, sino que además fue el primero que alentó el ingreso a sus aulas de jóvenes de todas las religiones, de ambos sexos y de cualquier raza o condición social. Los estudiosos de la historia del Colegio, como Celomar Argachá ("El Colegio del Uruguay a través de sus rectores") narran que el profesor Zubiaur no sólo posibilitó el acceso de las primeras alumnas sino también de las primeras docentes de sexo femenino, como Juana Martín y Albertina Pons.

"Mucho me ha agradado las planas que me mandó... pero por los apellidos deduzco que todos, o la mayor parte, son hijos de ricos, y yo me intereso que los hijos de los pobres tengan igual (educación)", escribe Urquiza a Crespo en 1846. Parte de esa idea im- pregna el espíritu de la institución desde sus inicios. Es que el Colegio tam- bién fue democrático en su origen, en fecunda asociación con otra gran obra, La Fraternidad, en una tarea conjunta que posibilitó acceder a la edu- cación preparatoria a adolescentes de toda la provincia, del país y de los paí- ses vecinos. Se otorgaban becas a jóvenes de escasos recursos en cada uno de los departamentos entrerrianos y en cada provincia, llegando a Entre Rí- os, al Colegio del Uruguay, niños de los más apartados rincones de la Nación a un establecimiento que les otorgaba no sólo pensión, como comer y dormir en el mismo instituto, sino también vestimenta, atención médica y libros, estableciendo una imprenta para hacer ediciones baratas y de bolsillo cuan- do los textos eran escasos y muy caros.

Pionero en la educación gra- tuita, pionero en la educación de ambos sexos, pionero en la enseñanza de la educación física, de las ciencias y las artes, pionero en suprimir los dog- mas de los contenidos de la enseñanza, pionero en cobijar y dar un lugar destacado a emigrados europeos muchos de los cuales venían huyendo de la persecución por sus ideas innovadores...

Algunos datos que resumen la vigencia e importancia de la institución: cuenta con dos museos (un comple- to museo de ciencias naturales y un museo histórico), una biblioteca de más de 23.000 volúmenes, una vieja imprenta que data del año 1852, un mirador que sirvió de atalaya en dos oportunidades heroicas, un patio con aljibe ta- llado en un solo bloque de mármol de Carrara, un alcanforero centenario do- nado por el general Urquiza y un imponente tríptico del escultor Lucio Co- rrea Morales que recuerda al fundador del Colegio, al doctor Alberto Larro- que y al administrador Jorge Clark. Más de 2000 alumnos se distribuyen en dos secciones diurnas y una nocturna de nivel medio y de nivel universitario. Su cuerpo docente está integrado por alrededor de 300 profesores.

Mucho se ha hablado en la Ar- gentina de la dicotomía "civilización o barbarie" y otro tanto se ha escrito sobre los "bárbaros" caudillos federales. Y quizás por eso una de las facetas refutatorias de dicho esquema, y aún no reconocida en toda su dimensión, se pueda apreciar en el notable y anónimo escudo que acompaña la labor del Colegio desde añares, que vincula la conocida frase atribuida a Constantino "In hoc signo vinces" (con este signo vencerás) a un símbolo no dogmático: en lugar de una cruz, un libro. Esa es la síntesis. "Con el libro, con la ilustra- ción, con la ciencia, vencerás". Cuando Urquiza expresó que su heredero se- ría este Colegio, quiso a su vez simbolizar su esperanza de que su máximo aporte a la vida nacional fuera comprendido como un aporte de preparación para un futuro diferente: para la paz, para el desarrollo, para el progreso de las artes y las ciencias.

Porque como lo manifiestan en una reciente publicación, el sólo nombrarlo "remite a un pasado glorioso y a un presente que pretende no quedar con lo simbólico de su nombre e identi- dad histórica, sino cimentar sobre ella un nuevo proyecto educativo acorde a nuestros tiempos", en virtud de estas consideraciones es que solicitamos a cada integrante de esta Cámara que acompañe la aprobación del presente Proyecto.